¿Por qué Mike Camps gana puntos como el peor directivo del Barça?

Juan José Castillo Sabata, hijo del legendario periodista Juan José Castillo, que fue uno de los más destacados directores de diario Mundo Deportivo entre 1976 y 1988, falleció esta semana provocando una oleada de dolor y de sensibilidad entre el barcelonismo que tuvo la oportunidad de conocerlo y apreciar su enorme e inagotable voluntad de servicio al club a lo largo de toda su vida, pues desde muy temprana edad formó parte del fútbol base azulgrana, al que siguió vinculado por amistad y relación con la mayoría de los personajes de su entorno.

Después de trabajar para el Comité Olímpico Internacional como periodista en espacios dedicados a la información azulgrana y como asesor y ejecutivo en la relación con la prensa del Fòrum Samitier, formó parte de la candidatura de Joan Laporta en las elecciones de 2003 como experto en materia de comunicación de la mano de Sandro Rosell. Aunque después dimitieron el propio Sandro Rosell y también Josep Maria Bartomeu, Castillo siguió integrado en la oficina de atención al jugador junto con Alejandro Echevarría. En ese periodo, su relación con los jugadores y su trabajo en el vestuario generó un modelo eficiente y necesario de enlace entre la plantilla y la junta directiva que ha servido de base para estos nuevos tiempos.

Posteriormente, tras las elecciones de 2010 pasó a formar parte del gabinete de Sandro Rosell como asesor personal a la presidencia, cargo que dejó de ejercer con el relevo de Josep Maria Bartomeu para dedicarse de nuevo a la atención al jugador en el ámbito de las secciones profesionales. Tanto Ronaldinho, que sólo aceptó ser embajador del FC Barcelona si Juanjo Castillo (al que llamaba cariñosamente ‘Cabeçao’) le acompañaba en todos los eventos, como los deportistas de baloncesto, hockey patines, balonmano y fútbol sala, además de una enorme lista de personajes y figuras barcelonistas han expresado a la familia su pésame y condolencias destacando unánimemente su lealtad al club por encima de personalismos.

Esa etiqueta de barcelonista universal, sin ‘ismos’, seguramente es la que define mejor su apego y defensa de la institución en cualquier circunstancia, una cualidad que, sin embargo, la actual junta directiva de Laporta no ha tenido la sensibilidad de reconocer ni siquiera en estas circunstancias tan especiales tras su fallecimiento a los 62 años.

La única y lamentable referencia ha sido la del siempre inoportuno y desacertado Mike Camps en un tuit: “Desde la discrepancia absoluta en muchas cosas, un fuerte abrazo y consuelo a su familia y amigos. DEP”.

¿Qué quiere decir “desde la discrepancia”? Sin duda un comentario evitable, propio de esa cultura sectaria y totalitaria del laportismo, y del todo desacertado sea porque se lo han dictado o porque se le ha ocurrido a él solo. Puede que Mike Camps se haya empeñado también en ser el peor directivo de la junta de Laporta. Por ahora va el primero, destacado.

(Visited 229 times, 1 visits today)
Facebook
Twitter
WhatsApp

avui destaquem

Deja un comentario