Ha disminuido el número de pasajeros de cruceros que visita Barcelona, mientras que el Gobierno de Ada Colau planea reducir la afluencia de visitantes cruceristas. Entre enero y julio del 2019, la cifra era de 1’63 millones y este 2022 ha descendido hasta 1’02 millones.
Barcelona En Comú ha propuesto limitar su presencia en la ciudad, ya sea en barcos o en cifra de visitantes. Los máximos de 400.000 mensuales en temporada alta pasarían a ser la mitad.
¿Control suficiente?
Fuentes del Port de Barcelona han asegurado a El Periódico de Catalunya que el control de la infraestructura que se pactó en el 2018 ya es suficiente para contener el crecimiento. Han aclarado que legalmente solo se puede prohibir la entrada de un barco por motivos sanitarios o de seguridad, como durante la cuarentena por la pandemia del Covid-19.
En el 2018 el consistorio y el Port de Barcelona firmaron un acuerdo para reducir a siete la cifra de terminales y situarlas todas en el Moll Adossat (el más alejado de zona urbana) de forma progresiva. El líder del PSC, Jaume Collboni, que dirige el área económica y turística, trata de llegar a un acuerdo intermedio para controlar una actividad con un impacto de más de mil millones de euros anuales en Catalunya.
