El sindicato Elite Taxi, mayoritario en el sector, ha anunciado que volverá a movilizarse en la calle contra la empresa de vehículos de transporte con conductor (VTC) Uber, después de que se haya publicado que la compañía había aplicado una estrategia de incumplimiento de leyes, engaño y hacer lobby para poder funcionar en las principales ciudades de Europa y otras partes del mundo.
La información la han hecho pública diferentes medios de comunicación que forman el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación, entre los cuales hay El País, la BBC o The Guardian, dice que Uber habría mantenido reuniones con primeros ministros, presidentes de gobierno, multimillonarios, oligarcas y magnates de mediados de comunicación de más de cuarenta países para que ayudaran a la implantación de la compañía.
De la investigación periodística se desprende que personal de Uber se habría reunido con el actual presidente de la Generalitat de Cataluña, Pere Aragonès, cuando este era miembro de una comisión sobre economía colaborativa. También se habrían reunido con Artur Mas, cuando era presidente de la Generalitat o con Mariano Rajoy, en la Moncloa cuando este era presidente del gobierno central.
La información también apunta que en el momento de los hechos investigados, anteriores a 2017, el entonces presidente de Uber, Travis Kalanick, se había mostrado a favor de que hubiera violencia contra los trabajadores de su compañía porque les daría una imagen favorable a nivel social. Se sabe que Kalanick ante las imágenes de violencia de taxistas contra trabajadores de Uber en Barcelona habría dicho: «Creo que vale la pena (enviar a sus conductores). La violencia garantiza el éxito».
La actual dirección de Uber se ha defendido diciendo que «no hemos puesto ni pondremos excusas por los comportamientos pasados que claramente no son coherentes con nuestros valores actuales», añadiendo que «pedimos que nos juzguen por lo que hemos hecho en los últimos cinco años y por lo que haremos en los próximos años». La directiva de Uber Jill Hazelbaker ha reconocido, en este sentido, los «errores cometidos en la gestión de Uber antes de 2017».
