La abogada Maria Teixidor sigue luchando por convertir sus insaciables esfuerzos mediáticos en un cargo de referencia y de liderazgo en el mundo del deporte. Su ultimo intento pasa ahora por optar a la presidencia de la futura Liga Profesional de Futbol Femenino a partir de que el Consejo Superior de Deportes (CSD) ha aprobado hace sólo unos días los estatutos de la nueva competición, íntegramente profesional, bajo la estructura competitiva de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF).
El siguiente paso es elegir, por analogía, al Javier Tebas del fútbol femenino, a alguien capaz de convertir el buen momento y el desarrollo incipiente de la primera patronal del sector en un negocio sostenible que, de momento, contará con una serie de ayudas económicas para su impulso inicial, tanto por parte del CSD como por parte de la Federación que dirige Luis Rubiales.
Hay un pastel, pequeño todavía, pero apetecible y atractivo para alguien con tanta ambición y afán de notoriedad como Maria Teixidor, ex-directiva del FC Barcelona nombrada en su día por Josep Maria Bartomeu.
La potencia mediática y visibilidad que le dio ese cargo en el ámbito social y periodístico fue básicamente en lo único que se centró Maria Teixidor durante su paso por el Barça, donde quiso capitalizar y aprovecharse del excelente trabajo del club en la promoción del equipo femenino, tanto a nivel profesional como en la formación, un esfuerzo que finalmente convirtió al Femení del Barça en el mejor equipo del mundo, conquistando el Triplete en la temporada 2020-21, además de ver proclamada a Alexia Putellas como Balón de Oro en categoría femenina.
Maria Teixidor, en efecto, dejó en el Barça esa sensación de superficialidad y de oportunismo, de una gestión personalista que no dejó en realidad ningún rastro ni herencia destacable, más allá de protagonizar un cobarde movimiento de ingratitud al presidente Josep Maria Bartomeu cuando llegó a creerse que tenía incluso opciones de liderar una candidatura de continuidad.
Primero, sacó provecho personal y profesional de su paso por la Fundació del FC Barcelona, luego quiso medrar desde la Comisión de Control y Disciplina del club, para finalmente lanzarse a figurante número uno del Femení y reptar en la junta hasta hacerse con el puesto de secretaria de la directiva.
Desde allí intentó conspirar apoyando a Emili Rousaud en un golpe interno contra Bartomeu que acabó con ambos expulsados y desenmascarados por su deslealtad y traición.
No jugó buen esas buenas cartas, al menos en apariencia, del mismo modo que también quiso empezar otra casa por el tejado, forzando mediante contactos políticos y amistades peligrosas su nombramiento, precipitado, como presidenta del Circuit de Barcelona-Catalunya, cargo en el que duró exactamente 55 días.
Ahora, tras haber desaparecido del mapa, se ha buscado la compañía de Reyes Bellver, una auténtica experta, luchadora y acreditada referente en el ámbito del fútbol femenino. Maria Teixidor, sin embargo, ha conseguido formar una candidatura en la que ella aparece como la primera de la lista, después de haber convencido a sus compañeras y compañeros de viaje de que su imagen y calibre mediático funcionarán mejor electoralmente que apostando por Reyes Bellver.
Puede que Maria Teixidor no haya aprendido todavía la lección y que esa jugada no salga del todo como ella espera. De momento, por más que lo ha intentado, no tiene el apoyo del FC Barcelona para esas elecciones a la presidencia de la Liga Profesional Femenina de Fútbol. La razón principal es que no es de fiar.
