El Gobierno de la Generalitat y el ejecutivo del Estado español todavía tienen pendiente la segunda reunión pública de la tabla de diálogo. Se está retrasando, pero las dos partes aseguran que tienen mucho interés a celebrarla. La primera, que se hizo en Barcelona, supuso una toma de contacto y poca cosa más, pero tanto Cataluña como España destacaron la necesidad de dialogar y buscar una solución en el conflicto político. La polémica, pero, vino de la mano del presidente catalán, Pere Aragonès, y JxCat.
Aragonès quería que todos los miembros de la delegación catalana fueran miembros del Govern, para dotar de carácter institucional a la mesa y que pudiera ser un órgano de ejecutivo a ejecutivo. Junts, pero, se emperró a enviar un solo miembro del gobierno catalán, el vicepresidente Jordi Puigneró, y tres miembros del partido que no son al consejo ejecutivo. La discrepancia se cerró con Aragonès yendo solo con dos consejeros de ERC y asegurando que en próximas reuniones intentaría convencer JxCat. Ahora, pero, a las puertas de la segunda reunión, el equipo de Aragonès asegura que está resignado, que sabe que no tiene nada a hacer en esto con JxCat, y que volverá a enviar solo a consejeros de ERC, claudicando así ante la ausencia que impone Junts.
