La operación Arthur-Pjanic no fue ningún delito

La Fiscalía italiana, que investiga otras actuaciones de la Juventus, ha descartado ese intercambio que la junta de Laporta ha metido con calzador ante el fiscal de Barcelona

La Fiscalía italiana no investigará finalmente el intercambio entre el Barça y la Juventus que llevó a Miralem Pjanic (foto) al conjunto azulgrana y a Arthur Melo al equipo ‘bianconero’ en verano de 2020. El interior bosnio fichó por 60 millones de euros, mientras que el brasileño lo hizo por unos 70. La operación se cerró a pocos días de finalizar el mes de junio, clave para cuadrar las cuentas del club azulgrana que, como se ha reconocido en todos los argumentos aportados por la anterior directiva de Josep Maria Bartomeu, estaban al límite. 

Más aún en aquel escenario del primer verano de pandemia, cuando el estadio y el Museu llevaban más de tres meses cerrados y la tesorería había registrado un descenso de los ingresos previstos superior a los 80 millones.

La noticia es destacable porque entre los casos que la junta de Joan Laporta ha enviado a la Fiscalía Provincial de Barcelona, bajo sospecha de irregularidades y presuntos delitos del ámbito penal, figuraba esta operación. Para los abogados que acabaron de rebuscar en el Forensic, visto que al final de largos meses de persecución en busca de actos criminales no había realmente posibilidad de incriminar a la junta anterior, eligieron finalmente el intercambio de futbolistas entre el Barça y la Juve y el de Cillesen y Neto, en este caso con el Valencia de por medio, para engordar un “dossier” con mucho más ruido que nueces. 

Los expertos ya habían mostrado, aunque con la boca pequeña para no disgustar ni a Laporta ni a la prensa sedienta de venganza y de cárcel para Bartomeu y su junta, su escepticismo respecto a la posibilidad que esa operación prosperase en el ámbito penal como un delito sostenible.

A la luz de los hechos y de las cifras, que desde luego fueron claras, transparentes en la memoria oficial del club y admitidas en su momento, nadie puede poner en duda que la ventaja contable del traspaso y de la venta producían un atractivo y necesario beneficio, en parte artificial, pues se habían valorado ambos futbolistas, el barcelonista Arthur y el ‘bianconero’ Pjanic, por encima de su verdadero valor de mercado.

Arthur, un futbolista con talento y fuerza combinados y amplia visión de la jugada, destacó en el Camp Nou y llamó la atención de algunos clubs punteros como el italiano. Era lógico que despertara interés, sobre todo si en este caso el Barça estaba dispuesto a comprar por un buen precio a Pjianic, un centrocampista todo terreno con menos habilidades ofensivas, pero con un demostrado carácter para la lucha en el centro del campo. 

Por otro lado, los 70 millones por el brasileño dejaban un importante margen de beneficio, una vez amortizado, para compensar pérdidas, mientras que la compra de Pjanic no suponía en ese ejercicio un coste significativo ya que se empezaba amortizar a partir de la temporada 2020-21.

Como siempre, se criminalizó de forma aguda y cruel su fichaje por parte del entorno laportista que, sin embargo, llegó al Barça después de ganar cuatro ‘scudetto’ (2016-17, 2017-18, 2018-19 y 2019-20) y dos Copa de Italia (2016-17, 2017-18). Aun así, fue el blanco preferido de la prensa contraria a la gestión de Bartomeu para acentuar aquellos aspectos de su juego menos destacados, hasta que el futbolista se vio severamente afectado por esta situación.

Es decir que, desde el punto de vista futbolístico, de la relación precio y rendimiento, no dio el resultado previsto, en buena parte debido a que cuando un futbolista llega envuelto en un valor de mercado por encima de sus expectativas, tarde o temprano acaba pagando esa situación, especialmente en un club con la presión del Barça y el peso de su entorno y de los medios de comunicación. Finalmente, el futbolista se fue cedido al Besitkas turco al principio de esta temporada, que se hizo cargo de la ficha del bosnio.

Todo lo cual no supone que, bajo ningún concepto, la operación pueda considerarse fuera de la ley o presuntamente fraudulenta. La justicia italiana, que posee una larga tradición en materia de detección y escarmiento contra las fechorías fiscales y económicas de los grandes clubs, a los que ha sancionado con enormes multas y descensos de categoría, incluyó el traspaso Pjanic y la compra de Arthur en el ámbito de una gran investigación a la Juventus, que ha recibido en los últimos tiempos fuertes inyecciones de capital extranjero, provocando un cierto revuelo. 

Analizarlo no suponía ningún indicio de delito y mucho menos la presunción de que lo fuera, como se interpretó en Barcelona cuando, otra vez, se manipuló la noticia dando por hecho que la actuación de los tribunales condenaría al club italiano por ese doble acuerdo con el Barça y, subsidiariamente, abriría el camino a que la justicia española obrara en la misma dirección.

Al final, como era lógico, la Fiscalía italiana no ha perdido un minuto en dejar fuera de cualquier sospecha y malas interpretaciones el asunto, lo que supone un precedente muy importante y la práctica seguridad de que la Fiscalía Provincial de Barcelona tampoco podrá encontrar amparo legal en procesar a la anterior junta por haber fichado a Pjanic y producir ganancias con la venta de Arthur Melo.

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