El Hospital Universitario de Bellvitge ha dedicado uno de sus espacios a una capilla cristiana lo que ha dado lugar a una denuncia del sindicato CGT de este centro sanitario, que considera que contraviene la “Guía por el respeto a la diversidad de creencias en los centros sanitarios de Cataluña” elaborada por el Departamento de Gobernación y Relaciones Institucionales y el de Salud. La capilla fue inaugurada el pasado 10 de diciembre en un acto litúrgico organizado por el Secretariado de Pastoral de Salud de la Archidiócesis de Barcelona en el que participó el obispo auxiliar Javier Vilanova, que la bendijo.
La CGT de Bellvitge ha distribuido fotografías del interior de esta capilla a través de las redes sociales y ha emitido un comunicado en el que explica que el pasado día 12 de enero presentaron una queja formal ante la dirección del hospital porque cree que «no es un espacio multicultural, como entendemos que debería ser, dada la diversidad religiosa de la población de nuestra ciudad». En el comunicado se afirma que «es un espacio que parece salido de la época de los sesenta donde el resto de confesiones o incluso la gente que no tiene inquietudes religiosas y buscan un espacio de reflexión se puedan sentir cómodos». “En un hospital público de un estado aconfesional no se puede incidir en las creencias de parte de la población. La sanidad debe dar una visión de igualdad y equidad y este espacio no la da”, prosigue la nota de la CGT.
El sindicato reclama saber cuánto han costado las obras de construcción de la capilla y pide la retirada de todos los símbolos religiosos que hay en ella. «Entendemos que en el momento en que se haga un acto religioso cristiano se coloquen y se vuelvan a guardar», defiende.
La “Guía por el respeto a la diversidad de creencias en los centros sanitarios de Cataluña”, editada en 2015, señala que “hay que prever un espacio multiconfesional que se adecue a las necesidades de culto de las diversas confesiones. Es recomendable que este espacio tenga las siguientes características: movilidad de las sillas y de la mesa o altar –deben ser fáciles de quitar-, ausencia de signos externos religiosos fijos y existencia de armarios o un pequeño almacén donde guardar los símbolos u objetos propios de cada confesión. Conviene que la sala esté adecuada para realizar oraciones de pie, sentados o utilizando el suelo”.
La CGT de Bellvitge considera que estos requerimientos no se cumplen en la nueva capilla y en uno de sus mensajes de denuncia en Twitter dice que «volvemos al nacional-catolicismo».
