El caso de pederastia que salpica a Laporta y al Barça era ‘vox populi’

Se confirma el escándalo destapado por el diario 'ARA' sobre Albert Benaiges, que abusaba impunemente de menores gracias a su cartel y prestigio en el fútbol base del Barça

Este viernes se ha destapado mediáticamente el caso de Albert Benaiges, ex coordinador de la Masia en el anterior mandato de Joan Laporta y repescado para el fútbol base en esta segunda etapa al que la policía investiga a causa de decenas de denuncias de abusos sexuales contra menores a lo largo de al menos veinte años. Exactamente igual que sucedió con Moshe Hogeg hace menos de un mes. Joan Laporta conocía perfectamente el perfil y las andanzas de Moshe Hogeg, empresario israelita y exsocio mercantil del presidente azulgrana, arrestado el 18 de noviembre pasado por fraude millonario con criptomonedas y también por abusos sexuales. Una detención que se produjo sólo dos semanas después de haberle otorgado, por amiguismo y contra el criterio del propio departamento de marketing de club, el negocio de los NFT. En el comunicado de suspensión del contrato con Ownix, el club consideraba que los hechos atentaban “contra los valores que promueve» la entidad azulgrana.

Ahora ha vuelto a suceder lo mismo. Sobre todo Joan Laporta estaba al corriente de la conducta y de esa conocida y precedida fama de incidentes con menores de Albert Benaiges, que en el pasado ya había sido objeto de diferentes acusaciones. En su momento, no llegaron a prosperar penalmente porque las autoridades académicas le protegieron allí donde cometía los abusos, en la Escola Barcelona de Les Corts, sobre todo porque era considerado una especie de gurú de fútbol base del Barça. Tanto es así que, como han admitido muchas de las víctimas, después de informar de esos abusos, la directora del centro no sólo recusaba su testimonio, sino que obligaba a los alumnos a pedirle perdón a Benaiges, su agresor reiterado. A cambio de esa inmunidad, el centro disfrutaba de visitas de jugadores del Barça y de la oportunidad de estar más cerca de ese universo del fútbol base y del primer equipo azulgrana.

Haber descubierto o confiado en jugadores como Andrés Iniesta y haberse aprovechado de su notoriedad como miembro del staff del FC Barcelona para desmentir ante las autoridades académicas todas las acusaciones forman parte de esa perversión y prácticas ahora destapadas por el periodista del diario ARA Albert Llimós.

Esta estrecha relación promovió que exalumnos de ese colegio y entrenadores formaran parte de Futbol Base azulgrana, uno de los motivos por los que su condición de pederasta señalado circulaba en ese entorno con un conocimiento general y extendido. Era vox populi porque, además, Benaiges no ocultaba que convivía incluso con niños de otros países a los que había llegado a adoptar o lo había intentado consolidando esas sospechas.

Fue esa mala fama la que provocó que, en 2010, con la llegada de Sandro Rosell, Albert Benaiges fuera apartado de su cargo y más tarde acordada su rescisión. Salir del club le llevó a trabajar en Mexico y América Central de donde fue despedido bajo idénticas sospechas y acusaciones de abusos a menores. Cuando regresó a Barcelona y pidió la readmisión, Josep Maria Bartomeu le cerró la puerta de la nueva Masia y del fútbol base.

Uno de los periodistas más combativos contra Rosell y Bartomeu, Xavi Torres, desde su potente plataforma de TV3, utilizó todos los medios a su alcance para atacar a ambos presidentes, entre otros muchos frentes, también por mostrarse inflexibles este tema, pues tanto Rosell como Bartomeu, aunque no constaban en aquel momento denuncias formales sobre su comportamiento y acciones y porque abundaban los testimonios y rumores propagados por otros miembros del ámbito del fútbol base que daban cuenta de su peligrosidad, actuaron con sentido común, sensibilidad y firmemente decididos a evitar cualquier riesgo.

La réplica en forma de ataque de Xavier Torres no se hizo esperar: “Albert Benaiges acaba de firmar por el CIBAO de la Rep. Dominicana. Nace la liga profesional. Volverá al Barça cuando Bartomeu se marche. Vergüenza”, tuiteó este periodista que si de algo sabe y conoce precisamente es sobre ese mundo en el que Benauges encontraba acomodo y numerosas oportunidades para sus tan inapropiadas aficiones. También ese entorno laportista, cruyfista y guardiolista estaba al corriente.

Precisamente fue a raíz de las elecciones del Barça de finales del invierno pasado cuando reapareció el nombre de Albert Benaiges, integrante de la candidatura de Víctor Font como una de las bazas y puntas de lanzas de su proyecto para el fútbol base en el caso de ganar las elecciones. Font lo ponderaba como una figura clave, experta e irrenunciable para el la formación y cuidado de la base lo mismo que exigió y planteó tan necesariamente que hubiera un responsable de conducta para esa especie de internado y de formación que es la cantera y la Masia. Dos muy malas ocurrencias a la espera de que, al menos, con Xavi haya acertado.

Víctor Font, con la perspectiva del tiempo, no pudo configurar un proyecto de fútbol base más calamitoso y desafortunado. Aunque no fue el único que puso a Benaiges como buen ejemplo y paradigma de la excelencia del fútbol base. Rápidamente, Joan Laporta movió hilos para que Albert Benaiges, habiendo ya participado en actos de Font, compareciera en uno propio, lo que motivó una disputa pública.

“No he sacado ninguna espada para poner a Albert (Benaiges) contra la pared. Tenemos una amistad de años y ya trabajó con Alexanko. Por eso está aquí”, argumentó Laporta respondiendo a las acusaciones de

Font de haber forzado el cambio de bando de Benaiges. “Le han presionado diciéndole que ‘o estás conmigo o estás contra mí- dijo-, pero tienes que salir en la foto’. Albert Benaiges no merece esto. Ayer nos llamó muy afectado y consternado. Le dijimos que no sufra, que fuera a la presentación y que nosotros cuando ganemos contaremos con él. Es normal que en una campaña electoral cada uno quiera barrer para su casa, pero hay líneas rojas que no se deben cruzar”, afirmó Font.

Se da la circunstancia, añadida, de que Víctor Font es accionista fundador del diario ARA, el medio que ha estado investigando y finalmente publicado un caso con apenas dudas ni fisuras, pues además la mayoría de la prensa ha reforzado esta noticia con no pocos detalles, sórdidos, lamentables y recusables.

De hecho, como se ha podido comprobar, ha sido el propio interés de la junta de Joan Laporta en readmitirlo, tras promocionarlo Víctor Font, el causante y detonante de que padres y exalumnos se movilizaran y testificaran ahora, valientemente, ante la posibilidad de que Albert Benaiges pudiera encontrar de nuevo acomodo en el club azulgrana y recuperar esa facilidad para el ejercicio de sus más bajos instintos.

Laporta y Benaiges conocieron con semanas de anticipación el avance y las precisas informaciones que documentaban la futura publicación por parte del diario ARA de esa exclusiva. De ahí que la directiva buscase, como siempre hace, aplicar soluciones mediáticas y propagandísticas, en ningún caso asumir las graves consecuencias de esa complicidad, admitir el error grueso e histórico cometido, y tratar de taparlo todo poniendo en marcha todo su aparato e influencers no sólo para sostener el patético y nada creíble argumento de Laporta (“Si lo hubiéramos sabido no lo hubiéramos contratado”), sino sobre todo para negar lo innegable y lo absurdo, el conocimiento previo la reprochable vida de Benaiges, y para atacar con saña, desvergüenza y odio a todo aquel periodista o medio que pudiera insinuar una relación entre la responsabilidad de la actual junta, la conocida patología del personaje y la tolerancia que, inequívocamente, suponía su arriesgada contratación.

De hecho, un medio como Mundo Deportivo se vio obligado a retirar de su web un artículo que contrastaba la radical diferencia entre la intolerancia y rechazo de las directivas de Rosell y Bartomeu, que impidieron la continuidad y el regreso de Albert Benaiges al fútbol base azulgrana, por las sospechas, y alegre política de readmisión de Laporta. El artículo provocó intimidaciones acaloradas, desafiantes e insultantes del aparato mediático laportista y presiones al periódico para suprimirlo.

Fue la respuesta lógica a las órdenes del propio presidente que ‘amenazo’ públicamente con tomar medidas contra todo aquel que se atreviera a relacionar el degradante y repulsivo comportamiento de Benaiges con el Barça. En realidad era una amenaza directa contra quien entienda, lógica e indiscutiblemente, que ha sido responsabilidad de la junta de Joan Laporta resucitar y rehabilitar a un pederasta que siempre ha utilizado el club para realizar y cubrir sus delitos contra menores.

Emilio Pérez de Rozas (ElPeriódico), que ha aportado también pruebas específicas y contundentes de que a Benaiges había que ‘controlarlo’ dentro del club, ha precisado que, si en las instalaciones del Barça puede que no se hayan producido abusos, tocamientos y otros delitos, se debe a que desde hace años no se permite que un adulto solo se relacione con ningún menor ni dentro ni fuera del vestuario. Es decir que siempre han de estar presentes dos adultos con menores en cualquier circunstancia. Otra ‘herencia’ de Bartomeu. El artículo, además, relata como Xavier Llorens, un histórico del futbol femenino de Barça le hacía un ‘marcaje’ permanente a Benaiges en cuanto lo veía merodear por los campos de entrenamiento. Llorens sentía esa necesidad de vigilarlo y proteger a los menores.

Todo lo contrario de Joan Laporta, su junta y su staff del fútbol base pesa a que el fichaje de Benaiges provocó recelos y advertencias. Encendió alarmas, claro está, pero todas fueron sofocadas porque el presidente había ordenado y exigido el fichaje de quien había traicionado a Víctor Font, entre otros méritos.

A lo largo del sábado, el silenció de la directiva, sólo roto por Xavi para exigir que la justicia actúe si tiene que actuar, se vio secundado por personajes y periodistas del entorno de Laporta atacando con fiereza a quien pudiera emparentar los hechos de los que se acusa a Benaiges de la gestión de Laporta.

Habrían de reflexionar periodistas, influencers y youtubers sobre esa compulsión que les mueve a atacar a quienes, con la verdad en la mano, sólo pueden condenar hechos demostradamente lamentables que Benaiges ha cometido al amparo de su cartel, prestigio, responsabilidad y funciones en el FC Barcelona. Que Laporta lo niegue cobardemente y que la mayoría de la prensa haya intentado blanquear el escándalo con el sucio pretexto de que no hay denuncias internas de este tipo de sucesos en el propio fútbol base azulgrana viene a ser como aplaudir, participar y legitimar el crimen perfecto, actos que no dejan de ser un delito, en este caso con la colaboración necesaria y cómplice no sólo de quienes ya le dieron manga ancha y permisividad aun conociendo sus bajas pasiones. También participan quienes, sobre todo ahora, periodistas, directivos y ejecutivos tienen la certeza, sin duda ni discusión, que el Barça fichaba a un pederasta en potencia y que esa fama le precedía.

¿Quiénes de los que defienden que la directiva es del todo ajena -tampoco Víctor Font ha sido honrado ni consecuente hasta ahora y sigue escondido- podrían mirar directamente a los ojos a las víctimas y seguir ignorando la culpa con tal de defender a Joan Laporta y su junta?

Está por concretar qué responsabilidad ha de tener cada cual como resultado de ese caso. Puede que Joan Laporta no deba dimitir. No aún. Pero seguramente ya tarda en adoptar una postura firme, contundente, de denuncia y de pedir perdón sobre todo a las víctimas, a la sociedad y a los socios por haber ensuciado y enredado el prestigio y el buen nombre del club, que tanto presume de valores, en un caso repulsivo como este.

Esto no se tapa con dar más dinero a Unicef ni con un vídeo de medianoche. El FC Barcelona no debe actuar como cómplice ni como quien se hace el loco y mira hacia otro lado, pues además hay evidencias de que se recompensó a Benaiges con una generosa indemnización cuando se le dio de baja el día 2 de diciembre pasado, facilitándole un buen acuerdo y la mejor jubilación, filtrando a la prensa que su marcha se debía a razones personales.

Por otro lado, si la misma prensa que ha convertido en un escándalo universal el presunto envío de tuits por parte de un presidente, indicios por los que se están pidiendo penas de prisión y condenas ejemplares, ahora calla o sólo habla con la boca pequeña habrá razones para insistir y denunciar que forma parte de un gran aparato con demasiados y corruptos intereses como para escapar del rebaño y actuar con independencia.

¿Y los Mossos d’Esquadra?. Pues lo mismo, se apuntan al Barçagate, se apuntan a amanillar a Bartomeu por una presunta trama de tuits, pero tardarán en abrir investigaciones en el caso Benaiges. No es que lo parezca, es que Laporta tiene a ex Mossos en nómina del Barça y poderosos contactos como para suponer que sobre estos hechos no habrá filtraciones ni grandes titulares de momento.

Primero fue Moshe Hogeg y ahora el escándalo Albert Benaiges. ¿Qué será lo siguiente?

No habrá que esperar mucho tiempo para que salte otro escándalo parecido de un entorno presidencial tan tóxico y sucio. Lo que aún no se ve ni se sabe es cómo lo de Benaiges es sólo porque se tapa como sea.

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