El cierre de las dos plantas de Nissan en la Zona Franca de Barcelona y en Montcada i Reixac causa incertidumbre entre los 2.500 empleados directos de la marca japonesa y en los cerca de 2.700 de empresas proveedoras de servicios que colaboran con ella, según El País. El próximo jueves, Nissan paralizará la producción de una de las dos cadenas de montaje de la Zona Franca preparando su marcha definitiva a final de mes.
Mientras continúan las negociaciones sobre el futuro de las instalaciones y las empresas interesadas en aterrizar en ellas, la preocupación se cierne sobre los trabajadores. El fabricante de componentes Gestamp negocia un ERE para recortar de 180 a 90 sus trabajadores. Marelli despedirá a 66 personas y desmontará líneas de producción. Tachi-S, Lear y Trety son otras de las compañías que ya preparan una reducción de personal ante la pérdida de carga de trabajo que supondrá la marcha de Nissan.
La crisis industrial provocada por el adiós del gigante nipón ya viene provocando despidos desde que se anunciara la decisión. La cifra concreta se desconoce: “Es muy difícil saberlo porque afecta a muchos ámbitos diferentes y no es nada fácil saber la afectación directa”, explica a El País Daniel Domínguez, de la federación de industria de CCOO. Además, se estima que el impacto es aún mayor teniendo en cuenta los empleos indirectos más allá del fabricante principal y los proveedores.
Tras la casi segura retirada de la china Great Wall Motors (GWM), ha ganado fuerza la opción de la inmobiliaria australiana Goodman, que plantea la construcción de un gran centro logístico, también con actividad industrial, en las plantas de Nissan en la Zona Franca y Montcada i Reixac. Según fuentes de la compañía, su propuesta tiene un potencial de inversión de 550 millones y la creación de 3.200 empleos.
