Ni rastro de la “due diligence” prometida por Laporta

El CEO Ferran Reverter se limita a ‘manipular’ la auditoría, criminalizar de nuevo la gestión de Bartomeu y darse un homenaje

Ferran Reverter

Ferran Reverter, CEO del FC Barcelona, debió sentir una sensación de éxito personal y profesional después de salir a hombros de la rueda de prensa de presentación de los resultados de la “due diligence” que, en realidad, acabó siendo otra cosa muy distinta, pues se limitó a comentar los resultados de la liquidación del ejercicio vencido 2020-21 y, sobre todo, por encima de cualquier otro objetivo, a cargar en la anterior junta directiva, la de Josep Maria Bartomeu, la culpa y la responsabilidad de la situación crítica económica y financiera del club.

A la prensa, que se había preparado para el gran festín anunciado de irregularidades, opacidad, maniobras contables ilícitas, estafas, corrupción y malversación, casi le da un soponcio colectivo nada más comparecer el CEO del FC Barcelona y anunciar que, si algo hay, aún hay que encontrarlo, analizarlo y, en cualquier caso, que serán los abogados quienes decidan si existe algún motivo para una reclamación penal o civil por actos deshonestos.

A cambio, contra esa decepción con relación a las grandes expectativas despertadas como resultado de las filtraciones desde la junta y de las alusiones del propio Laporta y del vicepresidente económico sobre las muchas sombras y la ciencia ficción de la contabilidad del pasado, lo que hizo Reverter fue un acto de autocomplacencia, automasaje y homenaje propio a su talento y liderazgo en la gestión económica y financiera, junto con una exagerada y salvaje agresión a la figura y herencia de Josep Maria Bartomeu.

Ahí fue donde cargó las tintas y dio rienda suelta a comentarios y análisis de éxito garantizado ante un público rendido, fácil, poco entendido y dispuesto a celebrar todas y cada una de las andanadas contra Bartomeu y, de alguna manera, a creerse los nuevos axiomas y estilo del CEO en el gran día de su vida, soñado, en el que fue no sólo el centro de la atención y de las miradas, sobre todo de las cámaras, sino el paradigma de la vanidad y el agasajo.

De la “due diligence”, quede claro, ni rastro. Sobre las cuentas, Reverter dejó algunas perlas y afirmaciones que dan qué pensar, sobre todo cuando estimó las pérdidas por covid de la temporada anterior en unos 90 millones de euros, según él por el criterio de aplicación de la Liga de Fútbol Profesional (LFP). Puede que esa apreciación responda a un criterio técnico de esa maraña de normas de los hombres de Javier Tebas, pero lo que ninguna cabeza puede comprender o aceptar es que Reverter eluda la diferencia de ingresos de menos, 359 millones, respecto a la última temporada sin covid, que fue de 990 millones, como si esa incidencia o la propia pandemia no tuviera nada que ver.

En cambio, se apresuró a justificar que los ingresos previstos de la temporada en curso, 2021-22, de 765 millones ya con el estadio abierto al 60%, también el Museu y las Megastores, están lógicamente condicionados por el impacto de la covid en la explotación y la dinámica de un fútbol, especialmente el Barça, que tardará en recuperar el ritmo prepandémico.

En eso 765 millones están incluidos 50 millones de la venta de Barça Studios, lo que significa que el incremento de la explotación por competiciones, respecto a los 631 millones de la temporada pasada, es de 84 millones. Con relación al récord de ingresos pre-covid (990 millones) el desajuste sigue siendo notable, de 225 millones sin Barça Studios y de 275 millones sin ese recurso que es una parte del Barça Corporate propuesto por la junta de Bartomeu para contrarrestar la realidad “covidiana”.

Reverter también presumió de haber rebajado la masa salarial en casi 150 millones de euros, proeza que no es tal pues sin Messi ni Griezamnn, que superaban esa cifra bruta en la anterior temporada, la conclusión sería que más bien se ha aumentado esa masa salarial tras el alivio que debería suponer esa descarga tan destacable. En el caso de Leo, ya reconocido por la junta y el equipo económico de Laporta, porque nunca se previó ni se contempló la continuidad del astro argentino más allá del embuste y la fantasía electoral del candidato y luego presidente Joan Laporta.

El relato del CEO giró continuamente sobre la que consideró “nefasta” gestión de la anterior junta para justificar ese volumen de pérdidas cifradas en 481 millones, de las cuales 128 millones pertenecen a una discutible depreciación de jugadores y 100 millones más a provisiones por litigios que también son la consecuencia de aplicar criterios contables subjetivos.

Sin ese daño colateral, las pérdidas serían de 252 millones, una cantidad muy compatible con los 224 millones ingresados de menos entre los 855 millones de la 2019-20 y los 631 de la 2020-21.

Porque las cuentas se pueden explicar desde una determinada perspectiva, como lo ha hecho Ferran Reverter, muy manipulada y con una indisimulada intención de demonizar la gestión de Bartomeu, o desde una visión menos interesada y, en cualquier caso, menos embustera. No es lo mismo que la anterior junta hubiera gestionado la temporada hasta el 16 de marzo, es decir hasta un día antes de la toma de posesión de la nueva junta tras las elecciones, que haber dejado su cargo el 27 de octubre.

Claro, quejarse de que en abril no había dinero para pagar las nóminas, es decir, cinco meses después de la dimisión de Bartomeu y además afirmar que desconocía el estado de las finanzas del club sólo puede obedecer a ese desenfreno por descalificar a los antiguos gestores o a que Laporta no le dio los informes que tanto él como Font y Freixa recibieron de Carles Tusquets para que prepararan su entrada en el caso de ganar las elecciones.

Ahí se le fue de la mano la presentación y perdió credibilidad, especialmente cuando afirmó que “esta junta apuesta por la cantera, pues ya tenemos once jugadores de casa en el primer equipo”, haciendo suya la nueva generación de futbolistas que, evidentemente, es una herencia exclusiva del Barça de Bartomeu y de la determinación de Ronald Koeman. En todo caso, sobre esos activos que desde luego conforman un valioso patrimonio del club sin reflejo en la contabilidad, Ferran Reverter sólo ha participado en la firma del finiquito de todo el staff técnico del fútbol base directamente responsable la formación de la nueva ola y también del cobro de los 15 millones de la venta de Ilaix Moriba, otra de las grandes promesas, que fue presionado y apartado por el club hasta obligarle a aceptar ser carne de traspaso. Vergonzoso e innecesario intento de ponerse una medalla absolutamente inaceptable-

Tampoco se refirió a la parte de la deuda inflada como resultado de diferir salarios de la temporada anterior, ya que ni los capitanes ni nadie aceptó bajarse la ficha, como estaba previsto, un 20% (120 millones de euros), una rebaja que sí aplicó Bartomeu en la 2019-20, del 12%, y que de cara a la actual sí se ha ‘trabajado’, aunque existen sospechas de que son rebajas más aparentes que reales.

Hay parte de cuento en estas cuentas.

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