Javier Tebas deja a Laporta KO por el adiós de Messi y la Superliga

Niega causas económicas en la ‘patada’ al ‘crack’ argentino y habla de “secuestro psicológico” por parte de Florentino Pérez

Javier Tebas
Javier Tebas

Ninguna de las afirmaciones de Javier Tebas, el presidente de la Liga Fútbol Profesional (LFP), es gratuita ni despreciable. Tebas ha alertado a Laporta de los errores de rumbo que está cometiendo y sobre todo de la sorprendente situación de sometimiento y de sumisión del actual presidente del FC Barcelona a los deseos e intereses del Real Madrid que, de momento, le han dejado sin Messi, sin los 270 millones de CVC y agarrado a la punta del mástil de ese barco hundido que es la Superliga.

En declaraciones de Javier Tebas al diario Sport, el poderoso ejecutivo de la LFP, que manda más que los propios clubs, señala a Ferran Reverter, el nuevo CEO del Barça, como responsable de influir demasiado en el ‘no’ al acuerdo con CVC y a Laporta como responsable de una mala estrategia para los intereses del Barça por estar desfasado. “Dejó la presidencia en 2010. Con esto quiero decir que la industria del fútbol no tiene absolutamente nada que ver a como era hace más de diez años. Tengo la sensación que en el Barça hay un secuestro psicológico por parte de Florentino y del madridismo, como un complejo de inferioridad”. Javier Tebas apunta que “el Barça estuvo a favor del acuerdo con CVC justo hasta cuando el Real Madrid dijo que no. Blanco y en botella”.

La otra cuestión capital es la maniobra de cargar 400 millones de pérdidas en el ejercicio anterior con la intención de que engrosen las pérdidas de Bartomeu. “No he visto las cuentas, pero por lo que se ha podido hablar y saber, es imposible que solo sean 92 millones por COVID. Me podría equivocar, pero creo que la cifra debería de estar mucho más cerca de los 200 millones que de los 100”, ha dicho, sin querer entrar, por otro lado, a justificar del todo la no responsabilidad de Bartomeu.

“Si se le quieren imputar esas pérdidas, habría que ponerse en la perspectiva de si no hubiera habido una pandemia, porque el club ha dejado de ingresar cientos de millones en ticketing, merchandising, etcétera. Aunque es cierto que el patrimonio neto del FC Barcelona es negativo, en la práctica tiene activos y jugadores que valen más que esas pérdidas. Creo que es una disfunción de la ley cuando se producen elecciones a mitad de temporada”, señala el presidente de la LFP.

Finalmente le advierte: “No sé quién ha sido el autor intelectual de la idea, pero se puede encontrar con un problema”, recordando que existe un precedente fallido para Joan Laporta en 2003 por intentar la misma jugada.

Lo que sí deja claro es que “la marcha de Messi se podría haber evitado. Lo comenté con Laporta personalmente, por teléfono, y con su Junta Directiva. Se buscaron soluciones, si es que el motivo era económico. Si ha sido por otro motivo, yo ya no puedo valorarlo. Y aunque respeto la decisión del club, hay que contar las cosas como son. No fue una decisión económica. Lo sé con seguridad”.

Todo lo cual no quiere decir que la LFP se oponga a que Laporta presente las cuentas como él quiera, desbocadamente manipuladas contra Bartomeu, dejando en manos de los socios del FC Barcelona discrepar legalmente, ante los tribunales, o bien en manos de la ex-directiva la impugnación de los acuerdos de la asamblea, donde todo arderá más o menos dentro de un mes.

Sobre la gestión de la Superliga, los cantores del laportismo ya se han apresurado a afirmar que ese osado aferramiento es otra herencia de Bartomeu, lo cual no sólo no es cierto, sino que demuestra, al contrario, hasta qué punto Laporta ha vendido su alma al diablo blanco. El Barça suscribió, en efecto, un condicionado apoyo a la Superliga -que empezaba dejando 350 millones en mayo pasado en las arcas del club- apelando a la situación de crisis por la caída de los ingresos, sujeto en cualquier caso a la aprobación final de sus verdaderos propietarios, los socios del FC Barcelona. En ningún caso el ex-presidente participó ni desde luego estuvo de acuerdo, ya desde la distancia, del esperpéntico episodio de su anuncio, puesta en escena y desastroso papel mediático de Florentino Pérez, ondeando desde “El Chiringuito” de Pedrerol la bandera de la deriva y del hundimiento de la Superliga.

Claro está que la mayoría de los clubs desertó y el propio sostén financiero, el banco JP Morgan, admitió su retirada a la vista de la fuga de los equipos ingleses e italianos, también del At. Madrid y el rechazo del Bayern y del PSG. El presidente del Barça, por orden de Florentino, se mantuvo en la cornisa realizando además un movimiento muy extraño, como fue adelantar del 4 de julio al 20 de junio la asamblea extraordinaria con el pretexto y el motivo de votar un asunto urgente y delicado como era el apoyo social a la Superliga. Llegada la hora de la verdad, en ese punto del orden del día, informe de antecedentes, situación actual y, si procede, decisiones sobre la Superliga, Laporta pasó finalmente de puntillas, no quiso correr el riesgo de plantear una votación que comprometiera la posición del club, pero sobre todo la suya, claramente atada a destino de la voluntad del Real Madrid. Y así sigue, esperando instrucciones de Florentino, una realidad que el barcelonismo laportista percibe y constata aunque se obstine en no admitirla.

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