El entorno de Joan Laporta empieza a frenar sus ‘locuras’

Su obsesión por engordar las deudas de Bartomeu tensa la cuerda interna y, para empezar, no cargará la provisión por Neymar

El presidente del Barça, Joan Laporta

El impulso irrefrenable de Joan Laporta es el de cargar cuantas más pérdidas posibles en el ejercicio 2020-21 en unas cuentas que siguen dando vueltas por el club a la espera de ir encontrando fisuras o de idear nuevos malabarismos con determinadas partidas.

En ese peligroso juego del nuevo presidente, que tiene en la cabeza aprobar la liquidación y proclamar la culpabilidad de Josep Maria Bartomeu de más de 400 millones de pérdidas, estaba previsto incluso una fantasiosa y ofensiva operación empleando el pleito abierto con Neymar. Consistía en haber pactado extrajudicialmente la retirada de los conflictos legales el pasado mes de julio, ya en el ejercicio 2021-22, pero incluirlo como provisión, o sea como pérdida, de 55 millones ante la posible o eventual pérdida de la demanda interpuesta por el ex-jugador del Barça. Y acto seguido, en el actual ejercicio, aplicar la recuperación de esa provisión en forma de ingreso de 55 millones, con el propósito presupuestario de hacer creíble unos gastos que reduzcan el aval del 2021-22.

El auditor, el mismo que cerró las cuentas de Josep Maria Bartomeu, había puesto objeciones, también algunos de los ejecutivos, ante una maniobra, típica de Laporta, de beneficio a corto plazo, pero con enormes posibilidades de que un juez no le diera ninguna validez. De hecho, si antes no estaba provisionada esa cantidad era precisamente porque el FC Barcelona había ganado el pleito en primera instancia, motivo por el que el mismo auditor, aplicando un criterio de prudencia, en este caso positivo, no lo veía necesario.

Una tomadura de pelo que, finalmente, no avanzará, según informa 2Playbook, porque se ha impuesto el sentido común contra la osadía jurídica del presidente, todavía dispuesto a todo. Así, la partida de 90 millones en provisiones por riesgos jurídicos decae en gran parte a falta también de que el auditor y los ejecutivos consideren necesario cubrir las discrepancias abiertas con Hacienda por inspecciones (30 millones), de las cuales ya se habían provisionado 20 millones en tiempos de Bartomeu.

Lo destacable es la compulsión de Laporta en llevar al límite las pérdidas, sumando al total las procedentes del desajuste ordinario entre gastos e ingresos que, según las fuentes, oscilan entre los 300  y los casi 500 millones, un supuesto máximo que incluye esa provisión de origen legal que ya ha sido descartada de 55 millones y esa más que polémica y más que discutible provisión por el deterioro de la plantilla de 138 millones con la que quiere engordar el ‘muerto’, que además pretende endosar a la junta de Josep Maria Bartomeu.

En este sentido, la carta del ex-presidente ya contenía un aviso al respecto, advirtiéndole que esa devaluación, que ya intentó en el 2003 contra Joan Gaspart, fue rechazada por un juez.

Lo más probable es que si Laporta persiste en esa obstinada intentona de limpiar las pérdidas de futuro contra la anterior junta lo haga con la finalidad manifiesta de realizar una lectura del mandato de Bartomeu con pérdidas suficientes para interpretar que su mandato dio negativo y justificar así una acción de responsabilidad.

La consecuencia sería la impugnación de la asamblea por parte de la anterior junta, con el riesgo incorporado para Joan Laporta de que si la jugada sale mal será él, como en el anterior mandato, quien afronte las consecuencias de un enorme error de cálculo. Suponer que parte de las pérdidas de la temporada es posible atribuírselas a Bartomeu reduciendo extremadamente las de la covid-19, que sí pueden estar sujetas al decreto que la exime a efectos de aval y de acción de responsabilidad, entraña el peligro de aumentar su aval a cifras imposibles. Una temeridad.

Los asesores de Laporta empiezan a sospechar que se corren demasiados riesgos, aunque sea tentador el supuesto de que o bien un juez les dé la razón o bien, de momento, las medidas cautelares de un más que probable litigio permitan colocar ese déficit en un armario de la contabilidad hasta que llegue la hora. De momento, la provisión de Neymar parece que no se admite y que el crédito asambleario puede ascender a más de 600 millones ante las necesidades de un club que, con Bartomeu o con Laporta, no tiene aún perspectivas de recuperar el nivel de ingresos pre-pandemia.

Laporta se adentra ahora en el laberinto donde ya está completamente solo y sin más recursos, por ahora, que la limitada apertura del Camp Nou y la continuada ausencia de ese gran turismo que disparaba el negocio del Museu, el Tour del Camp Nou y las Megastores. Y sin Messi, claro, que ahora vende camisetas del PSG.

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