¿Por qué la nueva junta del Barça está traumatizada?

La factoría de pseudo mentiras, manipulaciones y filtraciones desde dentro del club se viene acentuando desde que, tras los últimos acontecimientos, la imagen del presidente Joan Laporta, pero sobre todo la de su desprestigio como gestor, se viene cayendo por la vía rápida.

Por eso ayer, para difuminar el estrepitoso fracaso de Barça, Real Madrid y Athletic frente a la LFP, en la asamblea que ha aprobado la entrada de 2.100 millones para todos menos para los poderosos del fútbol español, se difundió la noticia sobre la realización de unas obras de mantenimiento del Camp Nou, en 600 puntos que presentaban riesgo de accidente para los espectadores por el deterioro de los materiales y el riesgo de desprendimiento de cascotes.

«No eran problemas estructurales», según decía la noticia de fuentes del club, aunque precisaban que existían 119 puntos de corrección urgente que han requerido una inversión de 1,8 millones de euros. Naturalmente, añadiendo que existía por parte de la anterior junta una dejación de funciones y un abandono de sus responsabilidades en la seguridad de los espectadores.

Como es común, sin embargo, el flujo de la información es inverso, pues la propia información alude a un informe realizado por la anterior junta directiva en 2019 que, en su momento, se incluyó en los presupuestos de adjudicación de las obras del Espai Barça. Precisamente la inminencia de la adjudicación facilitaba la contratación global. Fuentes técnicas de la junta anterior ya han aclarado que, en ningún caso, representaban un riesgo inminente para los socios y aficionados. Como la covid retrasó nuevamente los plazos del inicio del Espai Barça, la directiva de Bartomeu encargó a Sorigué ir realizando las obras sobre un calendario que armonizara dentro de lo posible la escasez de la tesorería con la menor urgencia de los arreglos por el retraso del retorno del público al Camp Nou. A partir de que Josep Maria Bartomeu y su junta dejaron el club a finales de octubre de 2020, le tocaba seguir con las obras a la Comisión Gestora y, en su defecto, a la nueva junta directiva.

Como la nueva junta, la de Joan Laporta, no había realizado en sus siete años de mandato anterior ninguna obra mantenimiento en el estadio -pese a que ya eran necesarias- y los años van pasando para el Camp Nou, haciendo más urgente las reparaciones del hormigón, claro que ha sido una sorpresa desagradable dedicar fondos del club a las obligadas reparaciones estructurales y no sólo a comer en el Botafumeiro.

El neo periodismo, por su parte, obsesionado en centrar el final del mundo y el apocalipsis en la figura de Josep Maria Bartomeu, se pone en ridículo al cuestionar esta vertiente arquitectónica tan menor de una directiva que, precisamente, terminó la nueva Masia y la Ciutat Esportiva, recuperó terrenos para ampliarla, levantó el nuevo Mini, construyó el Auditori 1899, reformó la estética del edificio de Arístides Mallol con Travessera de Les Corts, arregló la circulación interna del estadi, construyó el Accés 14 como la puerta de entrada del Camp Nou que necesitaba el FC Barcelona y, sobre todo, impulsó el Espai Barça (cinco años de trabajo para el MPGM), todo ello con inversiones que también sacuden la tesorería y que exigen un esfuerzo financiero. Para la nueva junta, claro está, esos 1,8 millones de euros en reparaciones comunes representan una novedad y casi un trauma. Cuesta tomarse en serio a esta junta directiva de Joan Laporta. Cuesta mucho.

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