TV3 y Cataluña Radio reducen y manipulan la ‘patada’ de Laporta a Messi

En su desesperación por defender la pésima gestión del presidente han llegado a culpar a Rosell de este gran fracaso

Messi y Laporta
Messi y Laporta

El colectivo que peor ha digerido el engaño monumental de Joan Laporta a Leo Messi es el de la prensa, incapaz de encajar el espantoso revés de haber asegurado durante meses la infalibilidad de Joan Laporta en relación con la continuidad de Leo Messi.

Las laureadas manifestaciones electoralistas de Joan Laporta habían sido especialmente aplaudidas y vociferades por los medios públicos como TV3 / Esport3 y Cataluña Radio, señalando sin ningún rubor ni disimulo como el mejor candidato para dirigir el FC Barcelona y, de manera indiscutible, el único capaz de convencer a Leo Messi para seguir en el FC Barcelona. No sólo lo presentaban como una figura de confianza del entorno de Messi, de quien consiguió incluso que fuera a votar el día de las elecciones, sino como una garantía de la solvencia y la capacidad de gestión necesarias para superar el bache económico en el que se encuentra el club, sobre todo, por su elevada masa salarial, asumible siempre que una pandemia no hubiera rebajado los ingresos en casi la mitad.

Nada podía interponerse, según el discurso de los medios oficiales de Cataluña, entre Joan Laporta y el cambio de escenario de un Barça en riesgo de perder a Messi, corto de tesorería. Pretendía un club con Messi firmando su último gran contrato, y los nuevos patrocinadores aporreando la oficina del presidente para aportar nuevos ingresos.

Era la película de Joan Laporta y de su entorno, producida y dirigida desde TV3 por su director, Vicent Sanchis, con el seguidismo de Cataluña Radio y del resto de los medios, temerosos de la ira de Laporta en caso de no hacerle suficiente la pelota durante las elecciones. Pues era el candidato favorito de la Corporación y un personaje políticamente blindado por el mismo Gobierno de la Generalitat.

Ayer, con precisión y oportunidad, pero desde luego con razón y argumentos, el ex-candidato Toni Freixa recordaba que la televisión pública de Cataluña reservó durante el verano caliente del año pasado el ‘prime time’ de TV3 para dos especiales apocalípticos. El primero, después de la eliminación de la Champions y, el segundo, con el fin de calentar el voto de censura contra de Josep Maria Bartomeu. Laporta cabalgaba triunfal hacia la renovación de Messi y parecía que sus tentáculos movían la Liga de Fútbol Profesional (LFP) y los problemas económicos no eran parte de la ecuación ni podían ser un obstáculo para su exitosa gestión.

Un año más tarde, con la noticia estratosférica e insuperable que supone haber echado a Messi del Barça después de haberle engañado durante meses, estos mismos medios han recibido consignas de no ir más allá de hacer programas enfocados a cerrar la página del adiós de Messi -cuanto más deprisa mejor-, no cargar las tintas, no hacer encuestas que pudieran dañar la imagen y prestigio de Joan Laporta y, como parte del guion, rematar el trabajo a base de pullas y alusiones a la enorme e insuperable herencia de Josep Maria Bartomeu.

La locura del periodismo ha rozado el paroxismo hasta un punto de demencia que han protagonizado, por ejemplo, RAC1 en su editorial del miércoles por la mañana, con un ejercicio de imaginación insuperable. En este editorial llegó a relacionar el fichaje de Messi en 2021 por el PSG como una consecuencia de la venta de la publicidad de la camiseta a Qatar Foundation por parte del presidente Sandro Rosell en 2010, favoreciendo entonces la entrada de capital de Qatar en Europa y la compra del PSG. No es posible, ni en estado febril de la redacción, llegar a culpar a Sandro Rosell de la fuga de Messi.

Más aún, sin dar el contexto adecuado, es decir, sin recordar que la publicidad fue un recurso de urgencia para paliar la ruina heredada de Joan Laporta y por la necesidad de encontrar recursos económicos para pagar un crédito sindicado de 150 millones de euros. La deuda superaba el volumen de los ingresos y Laporta se había marchado sin estar al día del pago de nóminas y de fichas. Nada que no se sepa ni que nada que continuamente se esconda cuando el neo-periodismo se refiere al anterior mandato de Laporta como un ejemplo de gestión plusquamperfecta.

El otro referente sintomático fue un tuit de Francesc Garriga, periodista de TV3 y voz del laportismo a lo largo de la campaña a favor de Joan Laporta de la televisión pública, con el siguiente texto: «Terminada la etapa de Laporta, Rosell tuvo que «malvender» a Chigrinskiy porque había tensiones de tesorería. Al terminar Bartomeu, ha marchado Messi porque no queda un duro. De 2010 a 2021. Adivina cuando se llevó adelante una acción de responsabilidad… «.

En efecto, el ucraniano Dmitro Chigrinskiy fue devuelto al Shakhtar Donetsk después de haber sido fichado obsesivamente por Josep Guardiola y haber comprobado que, por desgracia, no estaba a la altura, ni mucho menos, para jugar en el Barça. Con suerte, de los 25 millones pagados por el ucraniano, el club pudo recuperar 15 millones. Rosell lo vendió porque no jugaba casi ni en los entrenamientos, y para poder pagar a los empleados y al mismo cuerpo técnico. Chigrinskiy prácticamente no volvió a jugar en su club de origen, que lo acabó vendiendo por apenas dos millones de euros, completamente devaluado.

Haría bien en recordar el periodista que, esta misma temporada, Guardiola le dijo a la nueva junta de Rosell que no contaba con Zlatan Ibrahimovic, que había costado un año antes más de 70 millones de euros y, con su traspaso, dejó unas enormes pérdidas -más de 30 millones-, añadidas al desastre dejado por Laporta. Como consecuencia, el primer ejercicio de Rosell se cerró con 9 millones de déficit. No se puede ofrecer una visión más sesgada, manipulada y de alguna forma impulsada desde la desesperación del ruinoso pasado de Laporta y de la enorme reactivación económica de Rosell, porque la responsabilidad de Joan Laporta por haber echado a Leo Messi del FC Barcelona resulta incuestionable, sobre todo cuando el mismo presidente lo admitió y presumió de ello antes de irse de vacaciones unos días para relajarse.

El periodismo se ha visto ciertamente afectado por esta ‘laportitis’ aguda que, ante un rechazo como el provocado por la monumental falsedad de Messi, puede que necesite una medicación urgente. La mejor receta, para empezar, dejar de intentar culpar hoy a Rosell de la patada de Laporta a Messi once años después. ¿O será este el motivo de un documental o un programa especial de TV3 para justificar la ineptitud de Laporta?

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