Las escuchas y los seguimientos retratan las maniobras de David Madí

Pretendía crear una unidad clandestina de contraespionaje dentro de los Mossos d’Esquadra

David Madí
David Madí

David Madí ha intentado diversificar sus negocios desde la atalaya que le proporciona su privilegiada situación empresarial, según el sumario que instruye el juzgado n. 1 de Barcelona. Su posicionamiento político, además, le daba un ascendiente y hacía que sus iniciativas consiguieran gran importancia dentro del independentismo. “David Madí es considerado uno de los ideólogos de la Crida Nacional per la República”, incide el auto de detención del magistrado Joaquín Aguirre del mes de octubre pasado.

Este mismo auto resalta la importancia de una conversación telefónica de Madí con Víctor Terradellas, mantenida el 18 de mayo del 2018, en la cual se resaltan varios puntos. Los dos interlocutores hablaron sobre el control de los Mossos d’Esquadra, “considerados pieza clave, disponiendo de un equipo clandestino que se estaría formando como unidad especializada en contraespionaje”. De hecho, al margen de los informes policiales, el magistrado Joaquín Aguirre narra en un auto que Madí “sería uno de los responsables de crear una unidad clandestina en los Mossos d’Esquadra especializada en contraespionaje y en el desarrollo de la plataforma de criptomonedas, que, una vez aceptada por la Generalitat, permitiría eludir el control del Estado en los movimientos de capital, para lo cual estarían buscando el apoyo de Rusia”.

Facturas falsas

A esta circunstancia, que en principio abordaron los dos dirigentes de Convergència, hay que añadir el hecho que Carles Puigdemont “selecciona a los investigados David Madí, Xavier Vendrell, Xavier Vinyals y Jaume Cabaní para su círculo de confianza”. Todos ellos, menos el último (que reside en Bélgica) fueron detenidos el octubre pasado.

En los documentos judiciales se añade que “el objetivo último al cual se hacía referencia en los audios del 2018 grabados por Terradellas sigue estando vigente, y no es otro que conseguir la independencia de Cataluña incluso fuera de las vías constitucionales, motivo por el cual David Madí considera imprescindible controlar las esferas del poder político y económico, para lo cual ha presionado para que los líderes de JxCat sean Carles Puigdemont y Jordi Sánchez”.

En la conversación aludida salen otros muchos aspectos, como el hecho que Madí estaba siendo investigado por la Agencia Tributaria, “entre otras cosas, por la emisión de facturas falsas”, por lo cual había sido citado a declarar ante el juzgado penal número 23 de Barcelona. Esta investigación se deriva de un expediente a la productora Triacom, propiedad de Oriol Carbó, ex-gerente de TV3, con la cual trabajaba Sandra Buenvarón, esposa de Madí.

También se detectó que había solicitado un préstamo al ICO para hacer frente a la crisis de la covid por una suma de 400.000 euros. El razonamiento del antiguo hombre fuerte de CDC no tiene pérdida: “La intención de David Madí pasaría por obtener un préstamo ICO de 400.000 euros que gestionaría a través de un tal Luis Carlos, con el objetivo que les aprueben 200.000 euros, de los cuales parecen estar seguros que solo tendrán que avalar 60.000 euros, todo esto porque, según dice David Madí, el Estado no da el abasto para analizar todas las solicitudes y, al final, el Gobierno tendrá que hacer un finiquito porque habrá muchos impagos y habrá negociaciones. Por todas estas razones, tiene el convencimiento que será un buen negocio”, dice un oficio de la Guardia Civil de mayo del 2020.

El negocio del agua

Madí se convirtió, de este modo, en uno de los principales objetivos de la investigación. El 15 de octubre pasado, los agentes de la Guardia Civil lo siguieron y localizaron una reunión con Xavier Vendrell, Xavier Vinyals y Joan Puigcercós, ex-presidente de ERC, en el pasaje Marimon de Barcelona. Queda constancia de esta reunión en unas fotografías incorporadas a un informe que lleva la fecha del 22 de octubre.

Las intervenciones telefónicas permitieron saber que Madí “ha participado activamente en el intento de reactivar las licencias VTC en Barcelona, junto a Moove Cars, negocio que finalmente no ha prosperado”. El empresario llegó a concertar una reunión al máximo nivel entre la empresa de transporte y el departamento de Territorio con la pretensión “de eludir la obligación legal de pre-contratación con 15 minutos de antelación, en la cual David Madí pretendía convencer a los cargos políticos de la Generalitat para que legislaran en su favor”. En este negocio, Madí aceptaba introducir a la compañía Socialcar, propiedad de María del Mar Alarcón, persona afín a ERC. “La Guardia Civil aporta elementos e indicios suficientes para concluir que David Madí ha activado en muchas ocasiones sus influencias en la Administración catalana en beneficio propio”, relata uno de los autos del magistrado Joaquín Aguirre.

Como presidente de Aigües de Catalunya, filial de Global Òmnium, Madí planeó la compra de la multinacional Agbar, para lo cual llegó a activar sus contactos políticos. “Para el buen fin de esta operación, David Madí dispone de una gran capacidad de influencia y accede a una información privilegiada al alcance de muy pocos. Parte de esta información se la proporciona Carles Colomer Casellas, que a su vez tiene contacto directo con Isidre Fainé. Tanto es así que David Madí califica la información que le proporciona de muy valiosa, puesto que Carles Colomer le informó, entre otras cosas que es Àngel Simón, presidente de Agbar, quien capitanea la venta de la compañía. A su vez, esta información Madí la comparte con Eugenio Calabuig [presidente de Aigües de València y de Global Òmnium], puesto que el interés en la adquisición es más importante después de la decisión del Tribunal Supremo de revocar la sentencia del TSJC dando por buena la concesión de Agbar para gestionar el agua de Barcelona hasta el año 2047”.

Madí llegó a hablar con Joan Maria Nin, de Société Générale, y después de esto le aseguró a Eugenio Calabuig que jugarían “con las cartas marcadas, es decir, que tendrían acceso a información privilegiada para postularse en la compra de la compañía”. Para trabajar en el sector del agua, Madí incorporó a Joan Puigcercós como presidente del consejo asesor de Aigües de Catalunya. Además, también fichó para este organismo a Oriol Amat, Joaquim Coello, Ernest Pérez y Cinta Pascual, presidenta de la patronal de residencias de gente mayor, es decir, una mezcla de prohombres de ERC y de JxCat. “Tranquilos, en Cataluña el mercado municipal es la mitad Junts y la otra mitad Esquerra”, dijo para tranquilizar a sus jefes de València y justificar los fichajes políticos.

Con la presencia de Puigcercós y las personas afines a Esquerra, esperaba que se le abrieran las puertas de los ayuntamientos gobernados por ERC para conseguir las concesiones públicas de aguas Así, hizo que fuera Puigcercós quienes llamara a Miquel Pueyo, alcalde de Lleida, con la intención de conseguir la adjudicación de las pruebas de detección del coronavirus en el agua.

“España necesita caña”

Que Madí dedicaba también una parte de su tiempo a la política queda acreditado por los seguimientos que se le hicieron. Además de ser uno de los ideólogos de la Crida Nacional, uno de los “inventos” creados por Carles Puigdemont, se reunió, según los informes policiales, con el empresario Carles Vilarrubí (persona muy próxima a Jordi Pujol), Andreu Viloca (ex-tesorero de CDC, detenido e imputado por el 3%) y, para acabar, con el consejero de Interior, Miquel Buch, con su segundo, Brauli Duart, y con su amigo Xavier Vendrell.

“No se tiene que olvidar que se estaban viviendo momentos de alta tensión en las calles de Cataluña, con graves disturbios en protesta por la sentencia del Tribunal Supremo, por lo cual resultó de lo más significativo que fueran dos personas en principio ajenas en la vida política, pero directamente vinculadas a la antigua CDC (Madí) y a ERC (Vendrell) las que estuvieran manteniendo una reunión reservada con el consejero y el secretario general de Interior, de forma que no se puede descartar, por lo tanto, que estuvieran planificando o asesorando sobre la estrategia a seguir en la gestión de la conflictividad que se estaba produciendo, en un momento en que era muy discutida la tarea de la policía autonómica desde ámbitos muy diversos”, dice la Guardia Civil refiriéndose a esta última reunión.

Los investigadores quieren ver en estas maniobras la confirmación que Madí no era del todo ajeno a los disturbios en las calles, puesto que habían cazado una conversación el 9 de octubre del 2019 en la cual el prohombre de CDC aseguraba que “la semana que viene pondremos el país patas arriba”. Y cinco días más tarde empezaron los violentos disturbios. Además, en otra conversación con la esposa de Joaquim Forn, Laura Masvidal, le aseguró: “Haced lo que os dicen, las instrucciones son muy precisas. Se ha dicho de atacar el aeropuerto y están atacando el aeropuerto… es lo que han dicho, el aeropuerto y ayuntamiento”. En esta conversación aseguró que “España necesita caña”, y que lo que hacía falta era “reunir 10.000 tíos en la Jonquera y resistir”. Esto es, precisamente, lo que hicieron los independentistas, organizados a través de la plataforma Tsunami Democrático.

El 17 de octubre de aquel año, en medio de los graves disturbios, comentaba a su socio Rafael García Tàpia que “el fin de semana estará calentito. Hay mucha presión en Cataluña y es lo mínimo que podía pasar. Cualquier cosa que no sea la absolución es una injusticia. Y mañana y el fin de semana será duro. Volveremos a ver cosas como la del aeropuerto”.

Su activismo político se puso también de manifiesto al acreditarse que estaba perfectamente al corriente de los contactos que mantenían Carles Puigdemont y Oriol Junqueras, e informaba a Joaquim Forn, ex-consejero de Interior, gran amigo suyo, encarcelado y condenado por el 1-O. Cuando el consejero Miquel Buch fue destituido, el septiembre pasado, por Quim Torra, Madí telefoneó al nuevo consejero, Miquel Sàmper, “a quien, después de felicitarlo, le comentó que estaba muy preocupado con los cambios que se iban a hacer, especialmente en Interior, que ya le explicará cosas y que estaba muy contento. Que todo el equipo que hay allá es suyo”.

Esta llamada permite que la Guardia Civil afirme que David Madí “dispone de muchos contactos en el departamento de Interior”. Y no es nada extraño: poco después hablaba con Brauli Duart y los dos despotricaban contra Quim Torra. “Este señor tiene seis meses por delante, tiene a Carles en contra, a Artur, a Jordi, a mí y a su puta madre, y el día que esto se acabe, hay una avioneta, directa a Guantánamo”, exclama Madí visiblemente molesto con el entonces presidente de la Generalitat. Es en esta conversación que Madí le pide que le transmita a Miquel Sàmper “que no tome ninguna decisión hasta que no hablemos a fondo”, y propone una cena en su casa.

El mismo día que hablaba con Miquel Sàmper, también mantuvo otra conversación con Pau Relat, presidente de Feria de Barcelona, en la cual los dos critican con dureza a Quim Torra, afirman que “está loco” y que los ceses en el Gobierno de Miquel Buch y de la consejera de Empresa, Àngels Chacón, fueron por una venganza personal del presidente. “No está preparado y el cargo le viene grande. No entiende que es un hombre accidental que no tiene ninguna legitimidad”, llega a decir Madí, a la cual cosa Pau Relat responde que “supuestamente tenía que ser un tonto útil y se ha creído el cargo, y esto es peligrosísimo. Es como darle una metralleta a un mono. Es dramático para el país”.

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