Las colas vuelven a las carreteras catalanas, a pesar de la pandemia

Han salido del área metropolitana 350.000 vehículos, sólo un 6% menos que antes de la covid

Las carreteras catalanas han experimentado estas últimas horas una imagen insólita: la de las primeras colas de tráfico en pandemia. Muchos ciudadanos han aprovechado que ya no hay confinamiento comarcal para salir de casa, aprovechando las fiestas de Semana Santa.

La segunda fase de la Operación Salida de Semana Santa ha comportado la saturación de algunas vías de costa. Entre jueves y viernes han marchado del área metropolitana de Barcelona 350.000 vehículos. Es una cifra similar a la Semana Santa de hace dos años, antes de la pandemia, sólo un 6% menos. Las retenciones se han concentrado en las vías habituales: la AP-7, donde se formó un tapón en el peaje de la Roca; la C-35 en dirección a la Costa Brava y la C-32 en sentido Tarragona.

Esta salida masiva de ciudadanos en Semana Santa se ha notado, sobre todo, en los destinos de costa. Mucha gente ha optado por pasar estos días en la playa, sea en segundas residencias o en hoteles, donde la ocupación roza estos días el 90% en algunos puntos del centro de la Costa Brava. Los otros destinos de playa con bastante éxito han sido la Costa Daurada y el Delta de l’Ebre.

También tienen tirón las zonas de montaña, con mucha gente que va a hacer excursiones y pasar unos días en el Pirineo. En la Cerdanya, por ejemplo, las segundas residencias están llenas. También hay movimiento en el Ripollès, zona de pozas y arroyos, que ya han tenido que reactivar controles de aforo para evitar masificaciones y proteger los espacios. Por ejemplo, en las Planes d’Hostoles, en la Garrotxa, se ha limitado la entrada en las pozas a 200 visitantes al día. Los usuarios sólo pueden acceder con la reserva de un ticket que vale 5 euros, y esta semana ya han tenido que colgar el cartel de entradas agotadas más de una vez.

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