Nevenka

El 26 de marzo de 2001, pronto hará veinte años, dimitia la concejala de Hacienda del Ayuntamiento de Ponferrada (León), Nevenka Fernández, tras confesar el infierno de acoso al que le había sometido el alcalde, Ismael Álvarez. Ayer, en vísperas del 8-M, se estrenó en Netflix el documental Nevenka, donde se explica el primer Me too de España. Estremece el abandono al que es sometida la víctima después de la confesión. Llama la atención la ‘anécdota’ de cuando el entonces rey Juan Carlos visitó Ponferrada y la saludó: «Eres muy guapa», le dijo, y ella le respondió: «Y también inteligente».

Antes de Nevenka, hubo muchas otras Nevenka, y después, y ahora. Algunas, cada vez más, como Nevenka se atreven a denunciar, muchas otras no. El famoso Me too, de cuando denunciaron los continuos acosos y agresiones sexuales del productor estadounidense Harvey Winstein.

Veinte años después, quiero creer que hemos prosperado, pero todavía me resulta del todo insuficiente. Me resulta repugnante que persista la actitud del verdugo y comprensible el silencio de tantas víctimas. Sin embargo, la única manera de acabar con la lacra es haciéndola pública, denunciándola. Dando un paso adelante como el que dio, en tiempo y circunstancias complicadas, la Nevenka. Se ha demostrado que sólo se les puede combatir señalándolos con el dedo en plaza pública.

Veinte años después, un grupo de alumnos y ex alumnos del Institut del Teatre denunciaron hace escasos días en el diario Ara haber sufrido acoso sexual y maltrato psicológico por parte de algunos profesores. La información atribuye estas conductas, entre otros, al reconocido director teatral Joan Ollé, que al día siguiente fue apartado de su puesto como docente. Después de él, cayó la junta directiva. Se espera ahora que la Diputación de Barcelona sepa reconducir la situación, y se señalen los culpables, y paguen el castigo correspondiente.

Como en tantos otros casos, el maltrato psicológico y el acoso sexual del Institut del Teatre viene de lejos, pero hasta ahora nadie se había atrevido a denunciarlo. Una vez hecha la primera denuncia, muchos exalumnos han dicho «me too». Un ejercicio que habrá que repetir en tantas otras esferas de la sociedad.

A pesar de entender la necesidad de las restricciones para frenar la pandemia, no entiendo que en Madrid o en cualquier otro lugar el movimiento feminista no se pueda manifestar este lunes. Las elecciones catalanas fueron importantes, de acuerdo, pero tanto o más lo es no detener la lucha feminista. Así, lo que hay que hacer es extremar la seguridad, evidentemente, pero permitiendo la protesta. Y más cuando estamos cansados de ver manifestaciones de todo tipo estos días. ¿Cómo se eligen las manifestaciones contaminantes de las no contaminantes?

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