Las dos corrientes principales de la CUP, Endavant y Poble Lliure, discrepan sobre si la formación independentista anticapitalista, que pretende sacar partido de sus nueve diputados para condicionar la nueva legislatura, debe contribuir a que se forme un nuevo gobierno de ERC y Junts.
Endavant ha evidenciado su desconfianza hacia ERC y Junts rechazando no sólo que la CUP se sume a un ejecutivo independentista, aduciendo que no quieren formar parte «de ningún gobierno autonomista», sino también manifestando que no deben ser «la muleta para las recortes y privatizaciones «. Y «aún menos, avalar la idea de que la autodeterminación la conseguiremos a través de un proceso de negociación con el Estado», ha añadido esta organización.
Poble Lliure, en cambio, se ha mostrado favorable a «contribuir a la formación de un nuevo gobierno que presente un programa de mínimos», en el que sitúan un plan de rescate social y otro de «desconexión del Estado» que culmine en un referéndum de autodeterminación en 2025 reconocido internacionalmente.
Endavant y Poble Lliure, así pues, vuelven a discrepar públicamente sobre el posicionamiento de la CUP en una cuestión relevante, como ya sucedió en relación a la investidura de Artur Mas y a la posibilidad de presentarse a las elecciones generales, decisión que Poble Lliure adoptó en solitario contra el criterio de la CUP y que, finalmente, también la CUP ha acabado adoptando, ya que se ha acabado presentando a los últimos comicios generales.
Estas diferencias emergen después de que la cabeza de lista cupaire por Barcelona, Dolors Sabater, fuera desautorizada por el partido tras mostrarse dispuesta durante la campaña a entrar en un futuro gobierno independentista, y de que la diputada en el Congreso Mireia Vehí dijera al respecto esta semana que » no descartamos nada».
