La campaña electoral del Barça se está descontrolando debido a la moda de repartir regalos a los socios que dan su firma a favor de una candidatura. Comenzó con Jordi Farré, que anunció recompensas en forma de pizzas y tattos, una noticia que despertó cierta curiosidad.
El problema es que, por normativa electoral, está absolutamente prohibido regalar nada a los socios, nada. Infringir la normativa puede ser objeto de impugnación si alguno de los candidatos lo pone en conocimiento de la Junta Electoral que ya se reúne con regularidad en las instalaciones del club desde el inicio del proceso.
La tolerancia, sin embargo, tiene un límite. A Jordi Farré se le ha unido Laporta que invita a cerveza y Vilajoana, que también tiene por aquí objetos de merchandising que se llevan los que le firman. El último en llegar fue Emili Rousaud, que ha realizado una acción publicitaria explícita anunciando en medios que regala un balón del Barça o un libro del Barça al socio que le dé la firma.
Claro, ya no hay excusa ni la inocencia de quien cree que está realizando un gesto inmoral o fuera de la normativa. Rousaud se ha gastado dinero para anunciar que los ‘reyes’ le esperan en su carpa del Camp Nou. Hay que ver si, ahora, la Junta Electoral interviene en el asunto.
