La economía del Barça necesita tiempo

En estos días prenavideños, el colectivo El Senyor Ramon organizó el primer Congreso del Barça para discutir sobre el estado del club: económico, social, deportivo y político. Tuve la suerte de participar en la sesión inaugural, en el Museo Colet, junto con los compañeros Marc Menchén de 2Playbook y David Serrahima, director general de la agencia Octagon. Poder hablar del Barça con gente que domina los números, y sobre todo tiene una visión poco contaminada de la realidad económica de la entidad, es un lujo. Principalmente, porque se puede hablar sin el corsé que impone el entorno cuando uno es directivo o ejecutivo de la entidad, que bastantes problemas tienen. Reconozco que la presión del entorno para todos los que han de gestionar el día a día es asfixiante. Y más aún, en la que el secretario general del Deporte, Gerard Figueras, reconoció que era «la primera institución deportiva del país».

El Barça vive uno de los momentos, económicamente hablando, más complicados de su historia. El endeudamiento del club es nueve veces el patrimonio neto, lo que en otros contextos empresariales sería estar en una situación de quiebra; la previsión de ingresos ordinarios, que antes de la pandemia debía ser de casi mil millones de euros, ahora se reduce a 791 para el próximo presupuesto, y la masa salarial es inasumible. Los jugadores del Barça, en resumen, son los mejor pagados del deporte mundial. Esto hace que la nueva junta directiva tenga un panorama muy complejo de gestionar, que, además, está condicionado por una masa social que recuerda a menudo el desastre de Lisboa y el hecho de que el equipo debería estar luchando cada año para ganar la Champions League. Nota al margen: ganar la Champions supone un ingreso, para el campeón, de 111 millones de euros extras.

Pero mientras los resultados sobre el césped tensionarán el ambiente tras terminar las elecciones, lo que realmente necesita la nueva directiva, y su equipo, es tiempo. En el Barça, el equilibrio entre la presión del resultadismo y el tiempo para asentar los nuevos proyectos parecen estar siempre en conflicto. Pero, el compañero David Serrahima tenía razón cuando afirmaba, en el coloquio de El Senyor Ramón, que hay que asumir que para revertir este estado financiero tan delicado hay que apelar al seny y al tiempo: a mantener creciente la curva de ingresos , pero a revertir inmediatamente el ascenso de los gastos.

El Barça ha invertido mucho dinero en retener el talento, y más cuando la plantilla del primer equipo ha dominado el día a día de la entidad en los últimos años. Si la plantilla se impone a la directiva, los jugadores siempre acabarán ganando en la negociación de sus contratos. Por ello, la nueva directiva tendrá la obligación de retener talento, pero no a cualquier precio, y de explicar al socio que los proyectos se construyen en el largo plazo. Por ejemplo, ¿podrá aguantar el socio dos años en blanco? Si realmente quiere salvar económicamente la entidad, tal vez se lo debería plantear.

Además, el otro aspecto que entra en juego es la Masía: el club no puede estirar más el brazo que la manga para retener su talento, pero también debe tener capacidad para fabricar en casa. El talento que se fabrica en casa es el que, una vez puesto en el mercado, da más margen si se debe vender o se amortiza más rápidamente si sube al primer equipo y se ganan títulos. La imagen de tener a Messi y Xavi Hernández entre los once jugadores más importantes de la historia del fútbol debería ilustrar la ecuación: talento hecho en casa y activos significativos para el relato de la marca Barça, que hoy vale 4.000 millones de euros según el ranking de la revista Forbes.

La reducción del gasto y la contención presupuestaria será, seguramente, el principal reto que deberá asumir a corto plazo el nuevo presidente. Es el lastre más importante que ha dejado Bartomeu. Por los ingresos deberían estar menos preocupados, ya que desde que Laporta tomó las riendas del club, la transformación de la entidad en una multinacional del entretenimiento lo ha hecho mantener un ritmo de crecimiento bastante bueno, sólo frenado por la pandemia.

La creación de Barça Corporate (agrupando Barça Studios, BLM, Barça Innovation Hub y Barça Academy) puede ser una de las mejores herencias de la antigua junta, ya que permitirá aproximar aún más la entidad a lo que hoy demanda el mercado del ocio: que los clubes se consoliden, también, como fábricas de contenidos y que los aficionados pasen a ser, casi siempre, consumidores de entretenimient

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