La decisión de establecer un confinamiento perimetral en las comarcas de la Cerdanya y el Ripollès ha producido consternación entre alcaldes y empresarios de los sectores turísticos, de la restauración y de la alimentación. Desde la medianoche del martes, el plan territorial de Protección Civil de Cataluña (Procicat) ha decretado que se restrinja la movilidad y se cierren establecimientos en estos territorios.
En una entrevista en RAC1, el alcalde de Ripoll, Jordi Munell, explicó que la consejera de la Presidencia, Meritxell Budó, le llamó poco antes de la rueda de prensa para adelantarle las medidas. Munell reconoce que le sorprendió la contundencia y el hecho de anunciarlo dos días antes de Navidad.
Ante esta situación, Munell ha pedido medidas contundentes que contrarresten los efectos negativos que comportará este cierre para muchos sectores, y pide que cuando la vacuna llegue se dé preferencia a estas comarcas. Munell también ha hablado del sin sentido que supone haber abierto por el puente de la Constitución, con la entrada masiva de visitantes.
El presidente de la Asociación de Hostelería de la comarca, Fran Barroso, lamentó que la decisión se haya tomado cuando faltan dos días para Navidad y en un momento en que había un 90% de reservas de media después de la apertura hace una semana de las pistas de esquí. También después de que la Generalitat anunciara el viernes que era posible desplazarse por toda Cataluña si se contaba con una reserva en un hotel o casa rural.
Denuncia que les ha pillado con las «neveras llenas» y reclaman ayudas directas ante las «pérdidas millonarias» que tendrá el sector. Unas restricciones que temen que sea la «estocada definitiva» para muchos negocios.
Por su parte, el alcalde de Llívia, Elías Nova, ha criticado al Govern por cómo se ha tomado la medida y como se ha comunicado a los alcaldes de la comarca. Nova tampoco entiende que se hayan tomado unas medidas tan contundentes y augura muchas dificultades para los sectores de la restauración, hoteleros y turísticos. Cree que habrá establecimientos que no podrán abrir nunca más y alerta de las consecuencias sociales y mentales que puede conllevar una medida como la del cierre perimetral.
