El Tribunal Supremo es partidario de revocar los cambios en el grado penitenciario de los dirigentes del procés presos, entre otras razones por manifestaciones que ponen de relieve la intención de actuar de nuevo como durante el otoño de 2017, como «Lo volveremos a hacer», pero también por la gravedad de las sanciones impuestas -de 9 a 13 años-, publica El País.
Según esta información, el Tribunal Supremo inició el jueves las deliberaciones sobre los recursos planteados por el Ministerio Público, contra la concesión del tercer grado, y por los condenados por el delito de sedición, contra la suspensión cautelar de dicha medida, y se decanta por impedir cambios de grado.
En total, hay treinta recursos pendientes de resolución sobre la semilibertad, en manos de un tribunal del que es ponente Manuel Marchena, el presidente de la sala segunda, que condenó a los dirigentes del procés. Hasta ahora, añade El País, han abordado los recursos de cuatro de los nueve presos, sin que haya trascendido ningún pronunciamiento a favor de la semilibertad, y las deliberaciones continuarán la próxima semana.
En la práctica, la eventual cancelación del tercer grado tendrá efectos sobre Dolors Bassa y Carme Forcadell, que han continuado yendo a prisión sólo para dormir de lunes a jueves. En estos dos casos, se evidenció la diferencia de criterio entre los tribunales de vigilancia penitenciaria en cuanto a si la semilibertad debe suspenderse hasta que el Tribunal Supremo se pronuncie al respecto.
La Fiscalía considera que la Generalitat concedió prematuramente tanto el tercer grado como la flexibilidad prevista en el artículo 100.2 del reglamento penitenciario, y que lo hizo para modificar la decisión del Supremo.
