La humanidad es una

Recomiendo seguir efusivamente la web worldometers.info. Es una página que recoge, en tiempo real, la evolución de todo tipo de estadísticas con una visión pluritemática y global: número de nacimientos, de defunciones…; fabricación de nuevos coches, de bicicletas, de ordenadores…; gasto mundial en sanidad, en educación, en armamento…; personas que devienen obesas, personas que mueren de hambre…; emisiones de CO₂; número de internautas, volumen de mails que se envían, de tuits que se escriben…

Esta web resulta de mucha utilidad, actualmente, para conocer la expansión de la pandemia de la Covid-19 y su impacto en cada país. Pero, sobre todo, porque nos da una perspectiva de conjunto de la actividad humana en el planeta Tierra, que ya es una evidencia gracias a los adelantos de las tecnologías de la comunicación, pero de la cual todavía no tenemos una conciencia clara a causa de las distorsiones localistas y patrióticas que nos nublan la vista.

La humanidad es una y somos más de 7.775 millones de personas, distribuidas en 193 países, de las cuales, 4.522 millones estamos conectadas a Internet. Pero nuestra inteligencia colectiva y nuestra capacidad de empatía y de organización todavía son muy deficientes. Lo demuestran, por ejemplo, las 24.000 personas que cada día, para vergüenza de todos, mueren por desnutrición, de las cuales un 75% son niños menores de cinco años.

Y lo vemos estos días, con la alarma mundial desatada por la explosión de las infecciones de coronavirus, que salta de país en país sin que haya fronteras ni banderas ni lenguas que lo detengan. En vez de colaborar eficazmente, con el establecimiento de un estado mayor planetario único que planifique y coordine la logística para hacer frente a la pandemia y unifique la investigación científica para conseguir un tratamiento de la enfermedad y una vacuna, los gobiernos se han lanzado a una carrera loca y ridícula para arrebatarse mascarillas, respiradores, tests… los unos a los otros y para hacer, cada uno, la “guerra” por su cuenta, con estrategias diversas y dispersas. Este caos ha contribuido, sin duda, al crecimiento exponencial del número de contagios y de víctimas mortales de la Covid-19.

Tenemos las estructuras para dar la necesaria respuesta global a problemas globales, como es el caso de esta pandemia: la ONU, la OMS, la FAO, la UNICEF, el ACNUR… Pero nos hace falta la voluntad política para dotarlas de recursos y de autoridad para que puedan cumplir la misión para la cual fueron creadas y que ha quedado a medias. La soberanía que nos hace falta es la universal y tenemos que salir de esta crisis humanitaria con esta firme convicción política.

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