Los socialistas de toda España vieron en la imagen de la manifestación del PP, Cs y Vox una oportunidad de oro para su discurso del miedo de cara al adelanto de las elecciones generales. Además, el pacto entre las tres fuerzas en Andalucía arreciaba esta idea y muchos de los cuadros del PSOE y el PSC ya hablaban abiertamente de cómo esto movilizaría su electorado, para acabar beneficiando los socialistas con el voto útil.
Además, las últimas encuestas –especialmente las del CIS– dan al PSOE una victoria sobradísima en todo el Estado, y auguran la primera posición al PSC en Cataluña. Esto, cuando ni siquiera se han disuelto las Cortes Generales, es dinamita para la estrategia del miedo a la derecha que venían planificando. Tanto es así que algún dirigente del PSC ha llamado a la puerta de la Moncloa pidiendo explicaciones sobre el estudio del CIS –organismo público dependiente de Presidencia del gobierno español–, al temer que en Cataluña haya un efecto caballo ganador y que, como ya pasó a las elecciones de Andalucía, gran parte de la izquierda se confíe por una victoria asegurada, no vaya a votar y la derecha se beneficie en escaños.
