EL TRIANGLE ha ganado otra batalla

Estos días, en EL TRIANGLE estamos de celebración. Después de 17 años (!) de batallar, lo hemos conseguido. ¡Todo llega! La junta directiva del FC Barcelona, que preside Josep Maria Bartomeu, acaba de aprobar la retirada de las dos medallas honoríficas que la entidad azulgrana otorgó al dictador Francico Franco en 1971 y 1974, durante el mandato del presidente Agustí Montal. Ahora, esta decisión tendrá que ser ratificada por la próxima asamblea de socios compromisarios.

El acuerdo de la junta directiva me ha llenado de alegría. Es una vieja reivindicación, iniciada por la Asociación de Amigos de Josep Sunyol -el presidente del Barça que fue fusilado por los fascistas al inicio de la Guerra Civil- y EL TRIANGLE en 2002. Entonces, en vigilias de las elecciones que llevaron a Joan Laporta a la presidencia del club, hicimos una campaña de recogida de firmas para exigir que fueran anuladas estas ignominiosas insignias, tal como han hecho, en democracia, todas las instituciones de este país (ayuntamientos, diputaciones, universidades…).

Poco después de que Joan Laporta asumiera la presidencia del FC Barcelona, le hice entrega en los despachos del Camp Nou, en compañía de Francesc Gordo –presidente de la Asociación de Amigos de Josep Sunyol-, de las cajas con los miles de firmas que avalaban esta petición. Pero, de manera absolutamente increíble, el flamante nuevo presidente azulgrana se negó a retirar las dos medallas de oro otorgadas al dictador, amparándose en el dictamen de un fantasmagórico consejo asesor que, para hacerlo todavía más surrealista, presidía Raimon Carrasco, hijo de Manuel Carrasco i Formiguera, el dirigente de Unió Democràtica fusilado en Burgos por el régimen franquista (!).

Nunca entendí aquella decisión de Joan Laporta, que personalmente me había prometido que, si era elegido presidente, procedería a retirar ipso facto las dos medallas honoríficas otorgadas a Francisco Franco. Este extraño episodio provocó mi ruptura con el flamante mandatario azulgrana, que, años después, ha acabado rodeado de escándalos, algunos muy escabrosos.

Una explicación que se dio para interpretar la negativa de Joan Laporta a retirar las medallas es la gran influencia que tenía, en aquel momento, en el Barça su cuñado, Alejandro Echevarría, que, según se descubrió, era miembro de la Fundación Francisco Franco. Su peso fue más determinante que no la memoria de Josep Sunyol, que, cuando fue fusilado en el Guadarrama, era, además de presidente del FC Barcelona, diputado de ERC en el Congreso. Para mayor escarnio, Joan Laporta fue elegido concejal del Ayuntamiento de Barcelona en 2011 en la coalición independentista encabezada por ERC (!).

También me prometió que retiraría las dos medallas el sucesor de Joan Laporta en el cargo, Sandro Rosell, que delegó la gestión en el vicepresidente Carles Vilarrubí, con el cual me reuní varias veces para tratar la cuestión. Finalmente, con la excusa que la junta de Joan Laporta lo había desestimado anteriormente, se volvió a denegar la petición que impulsamos desde EL TRIANGLE.

Nuevamente, quedé catatónico. ¿Por qué Sandro Rosell y Carles Vilarrubí me mintieron? Lo intenté descodificar: Jaume Rosell, el padre de Sandro, era gerente del FC Barcelona cuando fueron otorgadas estas condecoraciones al dictador y, posteriormente, fue uno de los fundadores de Convergència Democràtica; por su parte, Carles Vilarrubí siempre ha formado parte del núcleo de máxima confianza de la familia Pujol, hasta que acabó peleado a muerte con su socio, el primogénito.

El presidente del club que viajó al Palacio del Pardo para hacer entrega de las medallas a Francisco Franco, Agustí Montal, también estaba estrechamente vinculado a Jordi Pujol a través de Banca Catalana y, años más tarde, fue candidato a senador por Convergència. Todo se explica: Agustí Montal y Jaume Rosell, que pasaban por ser unos catalanistas demócratas, fueron –como hombres fuertes del club en aquella época- los responsables de la decisión de otorgar estas distinciones honoríficas al dictador y siempre han intentado borrar este episodio poco honorable de su biografía.

La connivencia del pujolismo –a través del grupo de poder que representaba Banca Catalana- con el franquismo es un capítulo poco estudiado de la historia de Cataluña que da muchas claves para entender el presente. El estudioso Roger Molinas ha contabilizado 95 alcaldes franquistas que fueron absorbidos por Convergència en las primeras elecciones municipales democráticas.

El conflicto de las medallas otorgadas por el Barça a Francisco Franco puede ser menor, pero retrata la profunda hipocresía y las contradicciones hirientes del núcleo hegemónico del nacionalismo catalán. Además, parece que estas condecoraciones están malditas: Joan Laporta ha acabado marginado y olvidado; Sandro Rosell hace casi dos años que está en la prisión y afronta esta semana un durísimo juicio por corrupción y blanqueo de dinero; y Carles Vilarrubí está imputado en el sumario del caso Pujol y se ha refugiado en Londres, lejos de Barcelona.

El presidente Josep Maria Bartomeu ha tenido el coraje democrático de restablecer el buen nombre del Barça y ha hecho aprobar por la junta directiva la retirada de las dos medallas de la ignominia. Le felicito de todo corazón. Durante 17 años, EL TRIANGLE ha hecho campaña y todo tipo de gestiones para conseguirlo. Desgraciadamente, Francesc Gordo, el presidente de la Asociación de Amigos de Josep Sunyol, ya no está para celebrarlo. EL TRIANGLE ha ganado otra batalla. Seguimos.

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