La isla de Itaca, ubicada en el mar Jónico, ha sido un referente del movimiento independentista catalán, gracias al poema de Konstantino Kavafis musicado en 1975 por Lluís Llach. El ex presidente Artur Mas se refirió alegóricamente a esta isla, timón en mano, cuando rompió con el PP y comenzó, en 2012, el proceso soberanista. Pero el viaje a Itaca ha acabado en un naufragio después del 1-O y la ruptura política entre Junts x Catalunya (JxCat) y ERC en el Parlamento.
Ahora, el nuevo faro son las islas Feroe, un pequeño archipiélago del mar del Norte, ubicado entre Noruega, Islandia y Escocia. Aquí pasa cuatro días el ex presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, en compañía del jefe de su oficina en Barcelona, Josep Lluís Alay, donde mantendrá reuniones con los principales representantes institucionales y políticos de las islas.
Las islas Feroe tienen una población de 50.000 habitantes y pertenecen administrativamente desde el año 1817 a Dinamarca, de la cual están separadas por 1.000 kilómetros. Desde después de la II Guerra Mundial disfrutan de una amplia autonomía y hay un movimiento político que promueve la independencia total. Al contrario que Dinamarca, estas islas no forman parte –por decisión propia- de la Unión Europea y tienen su selección de fútbol reconocida por la UEFA y la FIFA. El principal “modus vivendi” de los habitantes de estas 18 islas es la pesca.
Como pasa en Cataluña, la población de las islas Feroe está dividida por la mitad en la cuestión de la independencia. El pasado 25 de abril se tenía que votar una nueva Constitución, pero la convocatoria se ha pospuesto por falta de consenso y por las reticencias legalistas del Parlamento danés.
Artur Mas había definido su proyecto político para la Cataluña independiente como la “Dinamarca del sur”. Ahora, su sucesor en la presidencia de la Generalitat abraza la causa secesionista de las islas Feroe, que pugnan por separarse de Dinamarca.
