No se espera que la reunión de este lunes entre el presidente del gobierno central, Pedro Sánchez, y el de la Generalitat, Quim Torra, sirva para concretar ningún pacto entre las dos instituciones. De hecho, esta reunión tiene que servir para escenificar el deshielo de las relaciones entre el gobierno central y el catalán.
Tanto es así que el presidente Torra, incluso antes de saber como acabará la reunión, ya ha invitado el presidente Sánchez a un nuevo encuentro en el mes de septiembre y con la voluntad de que se haga en el Palau de la Generalitat.
La última reunión de un presidente español con el representante del ejecutivo catalán se produjo en 2016. En aquella ocasión fueron Mariano Rajoy y Carles Puigdemont quiénes se reunieron en la Moncloa, y donde se evidenció la rotura de relaciones entre los dos ejecutivos.
Anteriormente habían sido el mismo Rajoy quién se reunió en 2012 con el entonces presidente de la Generalitat, Artur Mas, en un encuentro en el cual la tensión entre los dos ejecutivos era alta, con el trasfondo de la sentencia de 2010 del Tribunal Constitucional contra el Estatuto de Cataluña.
Así, después de la rotura de relaciones entre los gobiernos del PP en el Estado y los ejecutivos independentistas de la Generalitat, con la llegada de los socialistas a la Moncloa, el presidente del ejecutivo central, Pedro Sánchez, ha hecho un giro en la política del estado de cara al gobierno de la Generalitat para intentar desencallar el punto muerto en el cual se encuentran estas relaciones.
A pesar de esta voluntad de recuperar relaciones, los dos ejecutivos han insistido en que mantendrán sus posiciones iniciales. Para el gobierno central la línea que no se puede traspasar son los límites que marca la Constitución, mientras que el gobierno catalán quiere que se vayan decidiendo los pasos para llegar a aplicar el derecho de autodeterminación.
