El Parlamento de Cataluña ha visto crear y cerrarse, en los últimos años, decenas de comisiones de investigación. Algunas, muy necesarias. Otras, absolutamente prescindibles. Unas, muy útiles para la opinión pública, otras sólo un plató de televisión para la demagogia política. Pero en general, es difícil que cuando se propone una comisión de investigación al Parlament, la cosa no salga adelante. La semana pasada, pero, esta tónica cambió.
La oposición reclamaba una comisión de investigación por la supuesta red de espionaje orquestada desde el gobierno de la Generalitat por monitoritzar y controlar movimientos y opiniones de periodistas y políticos. Cómo pasa a menudo, el partido que está en el poder en el momento a que se tendrá que referir la investigación masculla, protesta y pone condiciones, pero casi nunca se acaba negando a crearla.
En esta ocasión, pero, la mayoría independentista se ha puesto de acuerdo para tapar las vergüenzas y ha vallado el paso a la comisión, negando la posibilidad que se cree. Lo más curioso, pero, es el motivo que han alegado. Resulta que el Ministerio del Interior mandó una carta pidiendo que no se creara, dado que el caso está bajo investigación policial y judicial. Y los independentistas, que no han otorgado la más mínima credibilidad ni autoridad a ningún ministerio desde hace años, ahora resulta que dicen que no crean la comisión porque Interior lo pide.
