Algunos programas de televisión han cogido por costumbre aplicar a la información política la lógica sensacionalista que hasta ahora utilizaban en los sucesos. Esto ha hecho que determinadas franjas estén llenas de testigos explicando historias sobre cómo les afecta el proceso, y que son vendidos cómo si fueran una enfermedad terminal. Pero de tanto buscar bajo las piedras, algunos se han quedado sin originalidad. Es el caso del programa matinal que una catalana presenta en un canal estatal. Mostró tres estudiantes supuestamente sin vínculos políticos que aseguraban haber sufrido ataques y discriminación en las universidades catalanas por no ser independentistas. Las redes detectaron que una de ellas había sido ya testigo anteriormente, como una supuesta doble licenciada sin trabajo. Y además a otra la encontraron fotografiándose con Sociedad Civil Catalana (SCC). Las estudiantes y el programa negaron la mayor vehementemente. Pero Cs les estropeó el invento. Por querer ser más que nadie, invitó a las tres chicas a reunirse con ellos en el Parlament, las pasearon por delante de la prensa y colgaron fotos con ellas en Twitter. Y todo sin darse cuenta de que una de ellas hablaba con un diputado de cenar con unos amigos todos juntos y que todas venían de la mano de gente que lucía carpetas de SCC.
