Lo sabe todo el mundo y es profecía*

Lo sabe todo el mundo y es profecía: el referéndum de independencia del 1 de octubre que promueve el gobierno de la Generalitat es imposible que se pueda realizar en condiciones normales. De ninguna de las maneras no hay tiempo material ni se dan las condiciones para organizarlo de forma que se pueda homologar a cualquiera de las múltiples elecciones y referéndums que se han realizado en Cataluña desde el restablecimiento de la democracia en el Estado español, hace ahora de ello 40 años.

Como es obvio, la negativa tajante del gobierno central y de los principales grupos parlamentarios del Congreso de los Diputados a permitir la secesión de Cataluña, por ser contraria al ordenamiento constitucional, es un impedimento insuperable para la realización del referéndum. Las instituciones del Estado tienen todos los mecanismos necesarios para impedir el 1-O y ya han anunciado que así lo harán. Por consiguiente, nos pongamos como nos pongamos, el referéndum de autodeterminación es inviable.

Lo sabe todo el mundo y es profecía: la Unión Europea (UE) nunca aceptará la hipotética proclamación de la República Catalana. En primer lugar, porque el anunciado referéndum de independencia no cumple los requisitos formales que ha establecido la Comisión de Venecia para dar credibilidad y cobertura a la creación de nuevos estados por vías democráticas. En segundo lugar, porque, como ha reiterado Jean-Claude Juncker, el presidente de la Comisión Europea, en respuesta a una pregunta escrita formulada por la eurodiputada liberal Beatriz Becerra, la eventual secesión de Cataluña comportaría nuestra exclusión automática de la UE.

Lo sabe todo el mundo y es profecía. Excepto la CUP (y con matices), todo el arco parlamentario catalán es firmemente partidario de nuestra inclusión en la UE y en la zona euro. No es admisible, para las personas y para las empresas, que tengamos que llevar el pasaporte válido de la República Catalana para poder viajar a Madrid, París, Berlín o Roma y que nos encontremos con controles aduaneros en Les Cases d’Alcanar, La Jonquera o Alcarràs en caso de que la secesión prospere.

Sabiendo y teniendo constancia fehaciente de todo esto, el presidente Carles Puigdemont está decidido, más que nunca, a convocar el quimérico referéndum del 1-O y acaba de provocar una gravísima crisis en el gobierno de la Generalitat para expulsar a los consejeros que dudan. Demencial. La falta de realismo y de responsabilidad de la cúpula de Junts x Sí rompe los marcos mentales de la convivencia democrática y condena Cataluña a ser considerada una zona planetaria políticamente tóxica.

Lo sabe todo el mundo y es profecía. Es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja que el próximo día 1-O haya el referéndum que se nos ha prometido y se ha anunciado urbi te orbe.

* Del poema homónimo de J. V. Foix

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