La guerra que ha llevado el Banco Popular a la ruina

La pugna entre los Legionarios de Cristo y el Opus Dei está en el trasfondo del traumático derrumbe de esta histórica entidad financiera
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En su juventud, el multimillonario mexicano Antonio del Valle, hoy ya oficialmente jubilado, había pasado por las manos del Opus Dei y, según explica, salió muy atormentado y traumatizado. Después entró en la órbita del padre Marcial Maciel, fundador de la secta ultracatólica de los Legionarios de Cristo, donde conoció quién sería su amigo y socio en el grupo Elementia, el también multimillonario Carlos Slim.

Los escabrosos excesos sexuales y económicos del padre Marcial Maciel, denunciados al Vaticano en 1997, provocaron su caída en desgracia, pero los Legionarios de Cristo han continuado expandiendo su obra, centrada en la gestión de centros escolares y universitarios. En Barcelona, tienen los colegios Highlands School y Real Monasterio de Santa Isabel, subvencionados por la Generalitat.

Un buen conocedor de las profundidades del Banco Popular explica a EL TRIANGLE que la permanente actitud conspirativa de Antonio del Valle -que entró en 2013 como accionista y miembro del consejo de administración de la entidad financiera controlada tradicionalmente por el Opus Dei- ha sido determinante en la concatenación de hechos que han acabado con la repentina intervención y posterior venta del banco al Santander por la simbólica cantidad de 1 euro. El empresario mexicano de los Legionarios de Cristo fue el arillete en la destitución del anterior presidente del Banco Popular, Ángel Ron, e impuso el nombramiento en el cargo de su amigo Emilio Saracho, procedente de JP Morgan, que ha sido el enterrador final.

Supuestamente, Don Antonio habría perdido 550 millones de euros en su incursión en el Popular, del cual tenía -con otros inversores mexicanos- el 4,3% del capital. Pero ha visto consumada su venganza póstuma contra el Opus Dei, que le desgració la juventud: ha contribuido decisivamente a cargarse el banco y ha llevado a la ruina a la Sindicatura de Accionistas, que aglutinaba las participaciones accionariales de importantes familias españolas vinculadas a la prelatura de Josemaría Escrivá de Balaguer y que han visto esfumarse 1.611 millones de euros.

EL MINISTRO LUIS DE GUINDOS

Según las mismas fuentes, en su estrategia de destrucción desde dentro del Banco Popular, Antonio del Valle contó con una inestimable ayuda: la de la consejera Reyes Calderón, miembro del Opus Dei, pero que maniobró para forzar la dimisión de Ángel Ron.

Puesto que la entidad financiera había salido muy tocada del estallido de la burbuja inmobiliaria, la dirección del Popular intentó en los últimos cuatro años una operación corporativa (venta o fusión) para intentar salvar los intereses de los accionistas. Pero el empresario mexicano se opuso con firmeza a las negociaciones que se habían comenzado con Caixabank y el BBVA.

En cambio, defendió una fusión con el Banco Sabadell, a la cual el entonces presidente Ángel Ron se negó en redondo, puesto que suponía diluir el poder de las grandes familias opusdeistas del Popular y que fue la causa de su destitución, a finales del 2016. Después de desestabilizar la cúpula del banco y forzar la salida de los máximos representantes del Opus Dei del consejo de administración -el último, Francisco Aparicio, el todopoderoso secretario general, fue cesado el pasado 19 de mayo- parecía que Don Antonio había logrado sus objetivos y se preparaba para dominar el banco.

LEE EL REPORTAJE COMPLETO EN LA EDICIÓN EN PAPEL DE EL TRIANGLE DE ESTA SEMANA

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