Al Barça de hoy le gusta presumir de su área de conocimiento y de una plataforma llamada Barça Universitas que, en contradicción con la voluntad inicial de ofrecer al mundo el talento del club, su ciencia y su know how, ha acabado por convertirse en la mediocre página web de una universidad sudamericana a distancia sin mucho renombre. No se puede decir que sea un fraude, pero sí que parece una decepcionante forma de perjudicar la imagen del Barça y de lo que empezó siendo originalmente una buena idea.
Este mes de abril arrancan los primeros cursos de Barça Universitas online impartidos por profesores que no han estado nunca en Barcelona –en todo caso haciendo turismo-, ni han tenido una vinculación directa con el club, ni con su gestión ni con nada que se asemeje. Un estudiante interesado en obtener, por ejemplo, un certificado en marketing y patrocinio deportivo, tendrá a James Condo como experto, un profesor de la Universidad de Florida, si bien el certificado lo expedirá la Universidad Siglo 21 de Córdoba (Argentina).
Si se prefiere cursar una introducción al derecho deportivo, su profesor será Marcus Bach-Armas, director de asuntos legales y de gobierno de Miami Dolphins & Sun Life Stadium, con idéntico certificado final de la universidad argentina. Lo mismo pasa con el resto de cursos, algunos publicidados con el gancho de un docente del club, a pesar de que finalmente están dirigidos por un cuerpo de profesorado extranjero sin relación directa con el FC Barcelona. Difícilmente, por expertos que sean en sus disciplinas, estos profesores podrán transmitir la ciencia barcelonista. Ni la tienen ni la conocen.
ANTES, HARVARD
A diferencia de ahora, mucho antes de este invento de Barça Universitas, hace varios años que en la Universidad de Harvard se imparte un curso sobre el modelo de gestión deportiva, económica, social y patrimonial del FC Barcelona. Sin embargo, previamente una profesora de Harvard estudió el club durante meses y en su clase se realizan videoconferencias y videoclases de los alumnos con ejecutivos y directivos del club, entre los cuales el mismo presidente. La transferencia de conocimientos en este caso es adecuada y eficaz. Y también de prestigio.
No se trata, por lo tanto, de un mal proyecto, sino de una pésima génesis y de un desarrollo todavía peor que empezó con mal pie en la asamblea ordinaria de octubre del 2015, después de la conquista del segundo triplete y la reelección del presidente Josep Maria Bartomeu con un margen social indiscutible. El octavo punto de la orden del día requería la aprobación de los asistentes para la creación de la Universidad del FC Barcelona.
El directivo responsable de defender este punto, Jordi Monés, lo supo apenas unas horas antes, pero a tiempo de arreglar el asunto y el disparate de alguien que, arrastrado por la euforia del triunfo electoral, pensó, por qué no, en tener una universidad propia, la Universidad del FC Barcelona. Sin duda este alguien desconocía la dimensión y trascendencia académica de lo que significa una universidad. No así los rectores y catedráticos de las universidades catalanas, una comunidad sabia, prudente y discreta que, con la mayor corrección, le recomendó al Barça que no frivolizara ni utilizara en vano el término universidad.
Así que, para evitar lo que podría ser una estafa y disgustos posteriores, Jordi Monés tuvo que negar de entrada el término de universidad y sobre la marcha acuñar el término Barça Universitas, una palabra que en latín significa universal, para salir del paso del lío.
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