El responsable de Ferrovial Pedro Buenaventura ha reconocido que Fèlix Millet ofreció a Ferrovial sus contactos de Convergència, aunque no a él directamente. En una carta que Millet dirigió a Rafael Puig-Pey, antecesor de Buenaventura en la dirección regional de la constructora en Cataluña, en 1996, el entonces presidente del Palau de la Música dice que se ofrece a hacer de mediador con la «Generalitat», pues él tenía «contactos».
Estos contactos habrían servido para colocar Ferrovial en las licitaciones de grandes obras en Cataluña como la Línea 9 del Metro o la Ciutat de la Justicia, ambas licitadas y adjudicadas durante el último gobierno de Cataluña presidido por Jordi Pujol y con Artur Mas como consejero primero y delfín. La relación entre Ferrovial y el Palau de la Música empezó en 1992 y se interrumpió el 2011.
Ferrovial fue miembro de honor (90.000 euros anuales), patrocinador único del Palau 100 (600.000 euros anuales), del concierto inaugural (300.000 euros anuales) y, de forma puntual los 200.000 euros para la renovación del órgano o bien algún concierto definido como «emblemático».
Pedro Buenaventura, que ha negado conocer los ex tesoreros de CDC Carles Torrent y Daniel Osàcar, ha defendido los convenios de patrocinio con el Palau de la Música como medio de implantarse en Cataluña, pues hasta que no hizo la obra del Palau de la Música no eran conocidos en Cataluña.
Buenaventura ha declarado que Millet era muy insistente al buscar más dinero e incluso consiguió que Ferrovial patrocinara uno de los tubos del órgano. En cuanto a la financiación irregular de CDC, ninguno de las partes ha preguntado directamente, ni el fiscal Emilio Sánchez Ulled ni las acusaciones particulares. Eso sí, el ministerio público les ha preguntado si conocía a los ex tesoreros.
Tanto Buenaventura como el responsable de relaciones institucionales de la empresa Juan Elizaga, han defendido los convenios y han asegurado que las dos partes cumplieron con las condiciones pactadas, lo cual sirvió como publicidad por Ferrovial, pues se asociaba su marca a un emblema como el Palau de la Música, entidad a la cual le hicieron todas las obras de remodelación, lo cual costó 11 millones de euros.
Tanto Buenaventura como Elizaga han señalado que siempre trataron con Millet para cerrar el convenio y con Montull de los aspectos económicos, mientras que con Rosa Garicano hablaban de aspectos publicitarios o del número de entradas.
