El departamento de Gobernación, que dirige Meritxell Borràs, acaba de hacer públicas, a través del DOGC, las subvenciones concedidas el año pasado. Y, en concreto, las que ha otorgado la dirección general de Asuntos Religiosos tienen su «intríngulis». Por un lado, porque las que ha destinado a los medios de comunicación para difundir información religiosa priman al grupo de El Punt Diari (12.000 euros) por delante de una publicación católica de largo prestigio y trayectoria como es Catalunya Cristiana (no llega a los 6.000 euros). Por otro lado, las subvenciones que recibe el Consejo Evangélico de Cataluña (protestantes) suman 30.000 euros y son superiores a las destinadas a la católica Conferencia Episcopal Tarraconense (20.000 euros).
El actual director general de Asuntos Religiosos es Enric Vendrell, hijo de un histórico dirigente de Unió Democràtica en las comarcas de Tarragona. A raíz de la crisis sufrida por el histórico partido democristiano en 2015, Enric Vendrell Jr. se apuntó a la escisión independentista Demòcrates, que actualmente está negociando su adscripción a Esquerra Republicana. La decisión de «discriminar» los ámbitos de actuación oficial de la Iglesia católica –su jerarquía no apoya el proceso secesionista y en el Vaticano la causa independentista catalana no tiene buena prensa- para favorecer, por ejemplo, la concesión de subvenciones a las minúsculas comunidades evangelistas locales (protestantes, bautistas, anglicanos, menonitas, metodistas…) no ha pasado desapercibida.
Miembro activo del núcleo Cristianos por la Independencia de la Asamblea Nacional Catalana (ANC), Enric Vendrell Jr. no es el único soberanista que ve con simpatía el movimiento de reforma luterana, que este año celebra su 500 aniversario. El ex-vicepresidente de la Generalitat y ex-presidente de Esquerra Republicana, Josep-Lluís Carod Rovira, comparte este interés y, desde su cátedra en la Universitat Pompeu Fabra, acaba de publicar la «Historia del protestantismo en los Países Catalanes». Su tesis es que las confesiones luteranas son mucho más receptivas al republicanismo y al independentismo, en contraposición con el catolicismo oficial.
