Choque de aviones ¡Aterriza como puedas!

La expresión que ha hecho fortuna para referirse al enfrentamiento entre partidarios y contrarios de la independencia de Catalunya es la de «choque de trenes«. No se sabe muy bien hacia dónde van estos trenes pero se da por hecho que, más tarde o más temprano, chocarán. De momento, ha habido pequeños accidentes, que se han resuelto rellenando los formularios que recogen las incidencias correspondientes. Nadie se ha hecho daño. Ni siquiera los políticos que han pasado por los tribunales se enfrentan a penas de prisión.

Pero, si tenemos que hacer caso de lo que nos dicen los expertos en la materia ‘procesista’, ahora va en serio. En los próximos meses tendrá lugar el choque definitivo. ¡Se acabó la broma! Hay quienes desean que este choque se produzca ya. Como los estudiantes que tienen un examen muy importante o los seguidores de un equipo deportivo que compite en una final decisiva. Esperan que pase el día cero para poder respirar aliviados. Se saque buena nota o se suspenda el examen o se gane o se pierda la susodicha final.

Los hay, en cambio, que no sabrían vivir sin esa tensión. No sabrían vivir porque el sentido de su vida se limita a este debate. O porque han hecho del proceso su forma de vida y sin él deberían buscársela por otras vías.

En la Asamblea Nacional Catalana apuestan por que el choque se producirá en los próximos meses y, por ello, se han gastado mucho menos dinero en la preparación de la próxima Diada que en la del año pasado. La Diada es un instrumento para conseguir la independencia. ¡No independentistas, abstenerse!

¿Qué deben hacer, pues, los no independentistas este Once de Septiembre y durante los próximos meses? ¿Cruzarse de brazos y esperar a ver quién sale mejor parado del choque de trenes? De momento, han descubierto que si levantan los ojos, además de las esteladas que campan por muchas ventanas, algún que otro edificio público y las cenas lúdico-institucionales de Cadaqués, tal vez ven la avioneta de Sociedad Civil Catalana que pasea por las playas del Maresme con una pancarta donde se lee «Yo, Espanya». Así, con ‘ny’.

Los independentistas elevan también esteladas, atadas a globos de feria o aerostáticos. Confiamos en que no suframos un choque de aviones, antes del choque de trenes.

El choque de peatones es inevitable. Lo ve y lo explica hasta el abad de Montserrat. La duda es si, después del choque, los ciudadanos implicados se pedirán mutuamente perdón o acabarán a tortas.

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