Admitiría la comparación entre Erdogan y Maduro en prensa, porque los dos dirigentes, con tics dictatoriales, han cerrado medios de comunicación. Pero el venezolano, a diferencia del turco, no es un genocida. Es una pena que la prensa impresa española, que tantas portadas dedicó a Maduro durante la última campaña electoral, no haga lo mismo con el supuesto demócrata turco.
He aparcado el periodismo unos meses. Como ciudadano ocioso que no necesita conocer la actualidad al minuto (bye bye agencias) he acabado perfilando una lista de periódicos/medios de comunicación que satisfacen mis necesidades informativas.
Entiendo, además, que ésta puede ser una mini guía útil para aquellas personas que no viven de la información pero que tienen inquietudes informativas, es decir, que se cuestionan los hechos y las fuentes de donde ha salido la información que consumen. Este motivo supera el riesgo (remoto, supongo) de cerrarme alguna puerta profesional.
Hace meses, más de un año, que he dejado de consumir diarios clásicos. Sólo los leo cuando bajo a desayunar al bar. Tanto en formato digital como en papel. Las versiones on line son rígidas, y tanto los contenidos como la apariencia, similares.
Datos, como que durante la última campaña electoral, Venezuela ocupó el 20% de las portadas de los cinco principales diarios impresos de España y Cataluña, me echan para atrás a la hora de seguir leyendo este tipo de prensa, en manos, la mayor parte de cabeceras, de bancos o de magnates.
Toda la prensa inglesa atacó a Blair tras conocerse la farsa de las Armas de Destrucción Masiva para manipular la opinión pública: Financial Times, The Independent, Metro, The Sun: «Weapon of mass deception», Daily Mail: «A monster of desilusiones «, The Guardian, The Times:» Blair’s private war». En España, nada. Silencio. Ni una mención a Aznar.
Consulto con frecuencia Contexto, el Jot Down de la información de actualidad. Para la cultura, Jot Down, para todo el demás, CTXT. Leo sus contenidos sin prisa, porque hacen honor al nombre que se han puesto de cabecera. Leo CTXT porque además de informarme, aprendo. Gerardo Tecé es mediático porque muy bueno, pero me gustan especialmente los artículos de Guillem Martínez, toda una enciclopedia catalana.
De diario de cabecera de izquierdas, que me sirve tanto de uso momentáneo para estar al tanto de las últimas novedades informativas como para profundizar en temas determinados, tengo eldiario.es. A veces abusan de la información que genera Madrid. Tienen una sección Internacional espectacular desde que firmaron la colaboración con The Guardian. Es la manera fácil de leer artículos y reportajes de algunas eminencias del periodismo anglosajón.
Mi diario de derechas de cabecera es El Confidencial. Web muy ordenada de fácil navegación. Sacan temas de investigación potentes y tienen buenas fuentes relacionadas con el caso Pujol, CDC y Andorra. La sección de tecnología, como la de eldiario.es, no está mal. Y ‘el día en fotos’ es un gran colofón de portada.
De Infolibre me gusta la sección de Opinión: Luis García Montero, Benjamín Prado y sobre todo, el Gran Wyoming, además de los Maraña y Lobo.
Tantos años siguiendo la actualidad catalana me han hartado, y he dejado un poco de lado la prensa de aquí, no por la información que genera el país, sino por el tratamiento que le dan los digitales. La mayoría de cabeceras on line siguen patrones similares. De hecho, muchos de los digitales catalanes comparten sistema de edición de contenidos. Si a esto se suma que muchas redacciones van cortas de personal y que tienen que tirar de agencias para llenar el espacio de sus portadas, el producto se unifica y pierde mi interés.
Los sigo poco, pero me gustan el Crític y la Directa por el trabajo de investigación que hacen y porque intentan desmarcarse del periodismo de redacción. Cuando hace días que no sigo específicamente la actualidad catalana consulto el e-Notícies -tan criticado como leído- porque se les escapan pocos temas del momento. Y en cuanto a El Triangle, sólo decir que si la gente leyera más el semanario, estaría mejor informada de los entramados que se cuecen en Cataluña desde hace 25 años.
