La visita del presidente Carles Puigdemont a Montilivi, este fin de semana, dio lugar a una reunión informal para resolver la incógnita de quien le sucederá como alcalde.
Como informa el Diario de Girona, la «cumbre» entre Puigdemont y Eduard Berloso, de Demòcrates de Catalunya (la escisión independentista de Unió), levantó rumores sobre si este regidor sería el sucesor.
Pero en el inicio de la semana decisiva suenan como futuros alcaldes Albert Ballesta -19º en la lista electoral y delegado de Interior en Girona- y la preferida de Demòcrates de Catalunya, Isabel Muradàs, mientras que Maria Àngels Planas y Joan Alcalà son los «tapados» y también han desfilado los nombres de Marta Madrenas y Carles Ribas.
El pleno de investidura, en cualquier caso, tiene como fecha tope el 22 de enero, por lo que se espera que la decisión se adopte antes de este miércoles.
La CUP ve comedia
El regidor de la CUP en Girona Lluc Salellas considera que se ha gestado una «esperpéntica comedia» desde los despachos de Convergència y Demòcrates para sustituir a Puigdemont, que ha incluido un «debate intenso nocturno en la Plaza del Vi».
Según el cupaire, «muy poca gente quiere que entre el 11º regidor» que sustituirá al exalcalde y hasta cinco de los nueve miembros del equipo de Gobierno «han hecho algún movimiento para intentar llevarse la vara de la alcaldía esta semana que empezamos». Una cifra muy significativa, argumenta, considerando que tres de los cuatro regidores restantes no cuentan en la carrera por la alcaldía (un independiente, una regidora de Avancem y un representante con sólo seis meses de bagaje municipal).
El Diario de Girona publicó que el ex alcalde había planteado que personas que no habían ejercido de concejales en la actual legislatura, pero que estaban en los últimos lugares de la lista electoral, lideraran los tres años próximos de mandato. Sería el caso de Ballesta, cercano a Puigdemont pero rechazado por Demòcrates de Catalunya, que quiere asegurar la entrada en el Consistorio del 11º en la lista, Vicenç Estanyol, que es de este partido.
Este sería un «jarro de agua fría», como indica Salellas, para aquellos regidores que han formado parte del equipo del último alcalde, cuya marcha preocupa a la CUP porque «no tenemos claro qué proyecto de ciudad traerá su heredero».
