Junqueras da a Mas por amortizado

Oriol Junqueras le ha clavado la puñalada definitiva a Artur Mas. Con esa cara de buen chico y ese tono de no romper un plato que utiliza cuando suelta las declaraciones más osadas, el presidente de ERC ha dicho que ya no hace falta ningún referéndum. Con las elecciones del 27 de setiembre ya hubo suficiente. Ni hoja de ruta, ni mandangas. Nos echamos al monte.

A Junqueras ya no le preocupa qué pensará el presidente de la Generalitat en funciones de su decisión, anunciada en el Consejo Nacional del partido del pasado sábado. Mas ya es historia. Lo enterraron conjuntamente un juez de El Vendrell y el portal Economía Digital, que le pilló reuniéndose a escondidas con Jordi Pujol.

Mas alega que tras el juez de El Vendrell que ha enviado a prisión al tesorero de CDC hay una maniobra del Estado contra él, su partido y el proceso independentista. Y acusa a Economía Digital de seguirle. Argumentos que pueden tener parte de verdad, a pesar del uso incorrecto de la palabra Estado cuando se refiere al gobierno del PP y la falta de lógica de pretender que los medios de comunicación no sigan los pasos de los presidentes de la Generalitat.

La respuesta chulesca a los diputados que le pidieron explicaciones de su reunión con Pujol es el prolegómeno de su retirada. La frase «me he reunido cuatro o cinco veces con Pujol. ¿Y qué?» pasará a la historia de Catalunya, como las reprimendas que este último hizo a los diputados cuando compareció en el Parlament a raíz de confesar que compaginó la presidencia de la Generalitat y la evasión fiscal durante 23 años.

¿Saldrá adelante Junqueras sin Mas en la nueva aventura? ¿Volverá a protegerse detrás de alguien que encaje las bofetadas, como ha ocurrido hasta ahora? ¿Jugará Neus Munté este papel?

Hay mucha gente que cree que el proceso soberanista quedará tocado de muerte si Mas tira la toalla. El propio Mas entre ellos. No está nada claro que así sea. Por el contrario, este proceso puede ganar simpatías si rompe con la rémora que representa la corrupción y el conservadurismo del tándem Pujol-Mas. Aunque también es cierto que quizás gane simpatías pero pierda apoyo electoral. De todos modos, si no hay referéndum, tanto da, debe pensar Junqueras.

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