La cara más cruel del gobierno Mas

Hace unos dos años mi madre comenzó a quedarse ciega por unas cataratas. La marearon con un ir y venir de pruebas previas a la operación, pero alguien debió olvidar su expediente en un cajón porque pasaron más de siete meses sin que el hospital diese señales de vida. Con la pruebas a punto de caducar, mi madre se encontró un día a mi vecino Boi Ruiz y no tardó ni medio segundo en quejarse amargamente.

Casualidad o no, pocos días después de la bronca al consejero de salud en medio de la calle el hospital nos daba hora y día para la operación. Le quitaron la catarata de un ojo. El otro, dijeron, lo operarían poco después. Desde ese día han pasado tres meses y, con las pruebas definitivamente caducadas, esta semana la han llamado del hospital para volver a empezar de cero. Me había olvidado decir que el hospital en cuestión es concertado.

La mezcla de recortes y de mala gestión ha llevado, en el caso de mi madre, a repetir unas pruebas que costarán al Servei Català de Salut un dinero que tendremos que pagar los catalanes con nuestros impuestos. ¿Con qué cara puede decir el consejero Ruiz que el sistema de salud actual es insostenible? ¿Quién se está lucrando con esta falta de profesionalidad que lleva a repetir pruebas que ya están hechas? ¿A quién hemos de exigir responsabilidades por este maquiavélico plan que transforma el derecho a la salud en un negocio?

Boi Ruiz representa la cara más cruel de las políticas neoliberales del gobierno de CiU. Desde 2010, ha recortado más de 1.300 millones de euros en salud, ha reducido personal, sueldos y calidad asistencial, ha cerrado servicios básicos y especializaciones dejando municipios sin atención sanitaria, ha aumentado las listas de espera de operaciones hasta límites insospechados hace unos años y ha derivado enfermos a la atención privada sin ningún tipo de vergüenza. Que antes de ser designado por Mas como consejero de salud fuera el presidente de la gran patronal de la sanidad privada catalana debe ser una casualidad.

Su política de externalización de servicios ha beneficiado sobre todo al holding sanitario IDCsalud, propiedad de un fondo de capital riesgo capitaneado por el doctor Víctor Madera que en cuatro años se ha embolsado unos 300 millones de euros de la sanidad pública. En Catalunya el grupo lo preside Xavier Mate García, antiguo gerente del Hospital de Sant Celoni y gran amigo de Ruiz. IDCsalud es propietario de la Clínicas del Pilar, del Hospital Universitario Sagrat Cor, de la Clínica del Vallès y del Hospital General de Catalunya. A esto se añade la compra del 61% del grupo Quirón integrado por el Hospital Quirón, el Hospital Quirón-Teknon y el Hospital Universitario Quirón Dexeus.

Supongo que la marcha de Boi Ruiz y el cambio en la política sanitaria deben de ser dos de las muchas exigencias que la CUP ha puesto sobre la mesa a la hora de comenzar a negociar con Junts pel Sí cómo articular el nuevo gobierno catalán. Ruiz no repetirá como consejero de salud, pero su gestión en la sanidad pública ha dejado un rastro de destrucción tan grande que los catalanes tendríamos que exigirle responsabilidades. Como sociedad se lo debemos a los enfermos que se han quedado por el camino por culpa de sus indignos tijeretazos.

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