Junts pel Sí ha ganado las elecciones de este 27 de septiembre sin mayoría absoluta, por lo que los 10 diputados de la CUP serán fundamentales para que el independentismo salga adelante los próximos meses. El escenario se estrecha alrededor de Artur Mas, eufórico la noche de este domingo por los resultados, pero con un futuro político nada claro.
De entrada, la CUP no lo quiere como presidente, si bien su cabeza de lista, Antonio Baños, ha explicado que «quién sea el presidente es irrelevante».
El Gobierno que intentará formar Junts pel Sí, en cualquier caso, tendrá que enfrentar-se al listado de condiciones de los cupaires, que incluye un plan de choque contra la emergencia social, cero privatizaciones, cero recortes y tres comidas diarias para todos los catalanes. Asimismo, la CUP ha expresado que «primero desobediencia a las leyes injustas y contrarias a las leyes catalanas».
Por su parte, la número dos de la CUP, Anna Gabriel, ha esgrimido los resultados de las elecciones para recordar a Mas que en el actual contexto del ‘proceso’ «no es imprescindible».
La nueva jefa de la oposición
Diametralmente opuesta a la posición política de Gabriel es la de la nueva jefa de la oposición en el Parlamento catalán, la número uno de Ciutadans Inés Arrimadas, que ha reaccionado, con los datos del escrutinio ya prácticamente definitivos, exigiendo a Mas que lo deje porque «con estos resultados, sólo puede dimitir e irse a casa suya«. La cabeza de lista del partido naranja, además, ha reclamado la convocatoria de unas nuevas elecciones en las que concurran partidos con programas.
El líder de Podemos, Pablo Iglesias, dijo durante la campaña que darían «látigo» a Mas, pero los discretos resultados de Catalunya Sí Que se es Pot (11 diputados), el auge de Ciutadans como primera fuerza por la unidad de España en Catalunya y el valor estratégico de la decena de diputados de la CUP hace que los actores políticos en disposición de azotar al candidato a presidente por Junts pel Sí sean otros.
