Mientras los operarios todavía trabajan en la reparación de la cubierta del Palacio de las Artes de Valencia una auditoría realizada por el nuevo gestor del Oceanográfico y el Ágora revela deficiencias estructurales y de seguridad en este último edificio, obra del arquitecto Santiago Calatrava.
El Ágora no puede utilizarse porque tiene problemas de impermeabilidad, goteras, puertas y ventanas rotas, oxidación… y eso que el complejo ha multiplicado por cuatro la inversión prevista: más de 1.800 millones, unos 1.300 vinculados a la construcción y más de 500 aportados posteriormente por los varios gobiernos del PP, según ‘elEconomista‘.
A pesar de que la vicepresidenta del Consejo, Mònica Oltra, afirma que «cada cual pagará sus responsabilidades», el arquitecto se desmarca y acusa a la Generalitat. Para que el Ágora vuelva a funcionar hay que abordar las reformas. Y cada cambio requiere el visto bueno de Calatrava quién, según los contratos con la antigua adjudicataria, recibe el 12% del coste final del trabajo hecho: un 7,5% por el diseño y la redacción del proyecto y un 4,5% por la dirección de la obra.
El Ágora, que estaba presupuestado en 41,3 millones, ha costado, de momento, 96. Y Calatrava ha recibido más de 90 millones en concepto de honorarios que el arquitecto factura desde una sociedad suiza, donde se ahorra pagar el IVA.