«No he hecho ningún negocio con Jordi Pujol Ferrusola. No ha participado nunca en el accionariado de ninguna de mis sociedades. Él llevó la financiación mientras tuvimos la instalación -el vertedero de Tivissa- parada. Asumió un capital riesgo», ha explicado este lunes el empresario de Servitransfer -empresa de recogida y tratamiento de residuos- Josep Mayola, en la comisión parlamentaria que investiga el fraude y la corrupción.
El empresario se ha desvinculado de cualquier negocio con Júnior, a pesar de que Pujol Ferrusola invirtió tres millones de euros en su sociedad para construir el vertedero de Tivissa (Ribera de Ebro). Un año después de la entrada de Júnior en el negocio, Mayola y su socio, Gustavo Buesa, vendieron el proyecto a otra empresa, Recuperación de Canteras, por 16 millones. El hijo del expresidente había dejado la empresa once días antes de la venta del negocio. Había invertido 3 millones y ganó 5.
Unos datos -de entrada y salida del negocio- y unas cifras que el empresario no ha sabido responder, a pesar de haber sido cuestionado por los diputados repetidamente. Sí ha insistido que «nunca» ha sido socio de Pujol Ferrusola y «nunca» han tenido ningún negocio juntos.
Mayola está imputado por la Audiencia Nacional por tráfico de influencias por conseguir, supuestamente mediante Júnior, la licencia medioambiental para el vertedero de Tivissa. «Todavía no sé por qué me imputan. Me llamó el juez Ruz y me preguntó si recibí dinero del señor Pujol Ferrusola. Le respondí que no, y aquí se acabó», ha explicado.
Un ‘pelotazo’ de 4,5 millones
David Ruiz Ramírez, de Promopalamós, y Esteve Ayats Domènech, de Aglomerados Girona, han comparecido también este lunes en la comisión para explicar una operación inmobiliaria en Palamós.
En 2002, la ex mujer de Junior, Mercè Gironès, compró unos terrenos de 9.500 metros cuadrados por 217.000 euros. Después de una recalificación, Promopalamós, creada por Aglomerados Girona, los compró en 2006 por 4,8 millones de euros. Una plusvalía de 4,5 millones en cuatro años.
«Se podían hacer 80 viviendas, 60.000 euros por piso. Era el precio de marcado, incluso bajo. Era la oferta más ventajosa. En 2005 había lo que había. Había bofetadas por aquel terreno«, ha justificado Ayats. «Pasamos de un terreno en que se podían hacer patatas, por decir algo, a ser recalificado. Por terrenos de al lado se pagó igual o más», ha añadido.
Tras la adquisición de los terrenos, la constructora COPISA entró como socia de Promopalamós. COPISA abonó, entre el 2008 y el 2009, 3,5 millones de euros a sociedades controladas por Pujol Ferrusola.
Pendientes de licencias municipales, actualmente no hay nada construido en estos terrenos.
