Los catalanes del norte, inquietos

Las elecciones departamentales son la primera piedra del nuevo edificio institucional francés, que culminará con la reducción del número de regiones
Vall i Hollande
Vall i Hollande

La Cataluña Norte ve peligrar su identidad milenaria. La reorganización administrativa impulsada, en nombre de la eficacia y la racionalidad presupuestaria, por el presidente francés François Hollande y el primer ministro Manuel Valls contempla que el actual departamento de los Pirineos Orientales se englobe en la futura región, todavía sin nombre oficial, que fusionará las de Mediodía-Pirineos y Llenguadoc-Rosselló.

Hasta ahora, las seis comarcas históricas de la Cataluña Norte -Rosselló, Vallespir, Conflent, Capcir, alta Cerdaña y la Fenolleda- estaban adscritas en la región del Llenguadoc-Rosselló, con capital en Montpellier. Esta dependencia provocaba un sentimiento ambivalente. De un lado, garantizaba el reconocimiento de la singularidad catalana, explicitada bajo la denominación «Roussillon».

Pero, del otro, Montpellier ha aprovechado la capitalidad para dedicarse, sistemáticamente, a chupar competencias y a concentrar el liderazgo económico, en detrimento de Perpiñán, ciudad que ha caído en una larga decadencia. Incluso, el expresidente Georges Frêche intentó suprimir el «Roussillon» para rebautizar la región con el nombre de «Septimanie», proyecto que fue abandonado ante la sonada resistencia de los catalanes del norte.

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