La refundación de CDC como penitencia

Para los cristianos, la confesión es un sacramento que consta de cinco etapas: examen de conciencia, acto de contrición, confesión, penitencia y absolución. A Jordi Pujol, el examen de conciencia, la contrición y la confesión le han costado 34 años. Su penitencia será dura.

Pero su confesión hará que el partido que creó también tenga que hacer penitencia. Y ya le han puesto nombre: «Refundación». La refundación del partido que impulsó y dirigió durante todos estos años consistirá en alejarse lo máximo posible de él y dar forma a un partido independentista catalán de derechas.

CDC deberá renunciar a ser «pal de paller» de la política catalana y asumir un papel secundario. Un poco el papel que ha jugado Unió Democrática todos estos años. La única esperanza que le queda a CDC para seguir viva políticamente es que Oriol Junqueras le haga la respiración asistida.

Como Julio César, ERC puede decidir si deja caer a CDC o le permite ir tirando una temporada más. El 9 de noviembre no habrá ninguna consulta acorde con la legalidad española. Mas insiste en que no la convocará fuera de la legalidad. Junqueras puede ordenar a Mas que saque las urnas o que convoque elecciones al Parlamento de Catalunya. Y en este caso puede regalarle a Mas la cabecera de una lista conjunta CDC-ERC de la que no formará parte ningún otro partido político.

ERC aportaría muchos más votos a esta candidatura, pero Junqueras podría compensar a Mas la inmolación de CDC manteniéndolo como presidente de la Generalitat.

La refundación de CDC como penitencia por la confesión de Jordi Pujol no será fácil. Cuesta creer que los y las catalanas que han votado en los últimos años al partido que hoy preside Artur Mas estén demasiado inclinados para absolverlo y continuar haciéndolo.

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