Por la presión de su alcalde de Tarragona, Josep Fèlix Ballesteros.
El proyecto BCN World está rodeado de muchas incógnitas, la principal de las cuales es la solvencia financiera real de su promotor, el empresario Enrique Bañuelos, que, hasta ahora, no ha puesto ni un euro sobre la mesa. Pero Ballesteros tiene un grave problema: la responsabilidad de organizar los Juegos del Mediterráneo en 2017, en un contexto económico muy difícil y donde los presupuestos de las administraciones están secos.
El calendario aprieta y el Ayuntamiento de Tarragona necesita de manera perentoria la complicidad de la Generalitat para construir las infraestructuras que hacen falta para organizar, dignamente, este acontecimiento deportivo internacional. Cuando Josep Fèlix Ballesteros ha ido a negociar la ayuda de la Generalitat se ha encontrado con la exigencia del presidente Artur Mas de que el PSC diera, a su vez, apoyo incondicional al proyecto BCN World, como así ha sido.
La conexión Juegos del Mediterráneo-BCN World, a pesar de que se trata de dos proyectos totalmente diferentes y antagónicos, explica el voto del PSC a favor del proyecto de Enrique Bañuelos. El consejero delegado de la empresa Veremonte, promotora del complejo de casinos, Xavier Adserà, ya ha dicho que le haría ilusión que la inauguración de BCN World coincidiera con la celebración de los Juegos del Mediterráneo. Esperpéntico, pero cierto.
