¿Por qué el PSC vota lo que vota?

Las votaciones en el fragmentado Parlament de Catalunya son un «campo de minas» en el que es preciso tener las ideas muy claras para no caer en contradicciones o, directamente, en el ridículo. El tremendo malestar social que hay en la calle –a causa de la dureza de la recesión, de la agobiante presión fiscal y de los brutales recortes a los servicios públicos- penetra en el hemiciclo del Parc de la Ciutadella, donde los partidos pequeños, en especial la CUP y Ciutadans, llevan la voz cantante.

 

La situación política es explosiva. Convergència no se entiende con Unió Democràtica. ERC desconfía de CiU y teme que le dé el esquinazo con la consulta por la independencia, monotema que ocupa a las huestes de Oriol Junqueras. La CUP quiere crecer a costa de Esquerra y hurga en sus heridas. El frente españolista del «no», formado por el PP y Ciutadans, está resquebrajado por sus intereses electorales contrapuestos. El PSC bascula entre la tentación de formar un gobierno de salvación con CiU –siempre que aparque la consulta- y consolidar un bloque constitucionalista con el PP y Ciutadans. Por su parte, ICV no quiere convertirse en la «muletilla» de la alianza CiU-ERC ni tampoco en el ala izquierda del PSC.

 

Este contexto de gran inestabilidad y volatilidad, que puede acabar en la convocatoria de elecciones anticipadas, hace mella en la coherencia de los partidos con mayor representación parlamentaria, que intentan ejercer su responsabilidad con gestos timoratos y ambiguos. Pero no se dan cuenta que, en estos tiempos de desconcierto y decepción, la opinión pública ya sólo espera de los políticos claridad en sus posiciones.

 

El PSC de Pere Navarro ha protagonizado, en los últimos días, un papel penoso en el Parlament. Ha votado con CiU y PP en contra de una moción de ERC que reclamaba que no se externalizara el departamento de publicidad de TV3, que el pasado año facturó 69 millones de euros (en el año 2005 alcanzó los 158 millones). Se sabe que el Grupo Godó tiene todas las opciones de quedarse con este «bombón» que, sin duda, le reportará unos pingües beneficios de gestión. Y el PSC, para no indisponerse con este grupo mediático, ha votado a favor de esta innecesaria privatización, en flagrante contradicción con su defensa del sector público.

 

Con su abstención, el PSC también ha permitido que prospere la modificación legislativa que debe facilitar la instalación del complejo Barcelona World en los terrenos anexos a Port Aventura. Se trata de un proyecto aberrante que contempla, por ejemplo, una reducción de los impuestos sobre los casinos a un irrisorio 10% de la recaudación, con el agravante que esta medida se aplicará también a los casinos ya existentes. ¿Cómo puede abstenerse el PSC en una cuestión como ésta, que ataca directamente el principio socialdemócrata de que quien más ingresa, más tributa?

 

Finalmente, el pasado día 7, CiU y PSC unieron sus votos para aprobar las conclusiones de la comisión de investigación sobre las graves irregularidades y corrupciones detectadas en la sanidad pública catalana. Para pasmo de propios y extraños, el PSC ha avalado un texto lleno de parabienes hacia los gestores políticos del sistema sanitario y sin el menor atisbo de autocrítica. Alucinante.., a menos que tengamos en cuenta que varios políticos, profesionales y empresarios de la órbita socialista están involucrados en varios de los «affaires» destapados por la justicia y los medios de comunicación sobre la «mafia sanitaria».

 

¿A qué juega el PSC? ¿Es éste el principal partido de la izquierda catalana? Vota a favor de los intereses del Grupo Godó. Vota a favor de los intereses de La Caixa, propietaria de los terrenos de Barcelona World. Vota a favor de las empresas que se benefician con la privatización de la sanidad pública catalana. Patético.

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