Francia rechaza integrar a los gitanos

El gobierno galo apuesta por devolverlos y la Comisión Europea le recuerda que los ciudadanos rumanos y búlgaros tienen derecho a circular libremente por la UE
Hollande i Valls
Hollande i Valls

En Catalunya, el foco político está ahora centrado sobre el proceso independentista y, en menor medida, sobre los recortes. Esto ha hecho olvidar, parece, el agrio debate sobre la inmigración que marcó citas electorales anteriores, como las municipales del 2011, que llevaron a Xavier García Albiol (PP) a la alcaldía de Badalona después de una polémica y agresiva campaña, centrada en los perjuicios causados por la comunidad de gitanos rumanos a la ciudad del Barcelonès Nord. Pero en otros países de Europa, como Francia, el conflicto permanece abierto y de plena actualidad.

 

A seis meses de las municipales francesas, el ministro de Interior, Manuel Valls, ha defendido que los campamentos ilegales de gitanos procedentes de Rumanía y Bulgaria tienen que ser desmantelados y sus habitantes devueltos a sus países de origen. Según el político de origen catalán, «los gitanos tienen la vocación de volver a Rumanía y Bulgaria y es de ilusos pensar que resolveremos el problema a través simplemente de la inserción«.

 

Valls ha indicado que sólo una minoría de estas familias quieren integrarse en Francia. «Las soluciones pasan en particular por las expulsiones», ha afirmado el titular de Interior, que no ha dudado en vincular la minoría gitana con «la mendicidad y la delincuencia». Las declaraciones llegan en un momento que varios municipios de Francia han vivido conflictos relacionados con estos colectivos, con las elecciones municipales de la primavera próxima en el horizonte. Como la ciudad de Lille, donde la alcaldesa socialista Martine Aubry ordenó hace una semana la destrucción de un campamento donde vivían cerca de un millar de personas.

 

La actitud del gobierno francés ha motivado la reacción de Bruselas. El portavoz de la Comisión Europea Olivier Bally ha recordado que los gitanos de países como Rumanía y Bulgaria, «como el resto de trabajadores europeos, tienen derecho a circular libremente por la UE«. Más explícita ha sido la comisaria de Justicia e Interior, Viviane Reding: «Si no me equivoco, hay aire de elecciones en Francia. Cada vez que no se quiere hablar de cosas importantes como los presupuestos o la deuda, nos topamos con los gitanos».

 

En el trasfondo de las declaraciones de Valls hay un intento de frenar el ascenso electoral del Frente Nacional que encabeza Marine Le Pen, que como siempre centra su campaña en la inmigración. En Francia se calcula que viven en asentamientos unos 20.000 gitanos de Rumanía y Bulgaria y la mayor parte de los franceses, el 80% según las últimas encuestas, son partidarios de su expulsión. Por este motivo, y ante un preocupante incremento de la delincuencia que buena parte de la ciudadanía vincula a la inmigración, el gobierno socialista de François Hollande ha marcado terreno para no perder rédito electoral.

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