Rivera, con un palmo de narices

¿Saben la fábula de la liebre y la tortuga de Esopo? Una tortuga reta a una liebre a hacer una carrera. La liebre convencida de que ganará, se detiene a medio camino a hacer una siesta pero duerme demasiado y cuando despierta descubre que la tortuga, paso a paso, ya ha llegado a la meta y ha ganado la carrera. En el caso que nos ocupa, de manera aproximada, el líder de Ciudadanos, Albert Rivera, sería la liebre y el del PSOE, Pedro Sánchez, la tortuga.

Con la exitosa moción de censura que retira Mariano Rajoy y el PP del Gobierno español e instala Sánchez y los socialistas, a Rivera se le ha quedado aquella cara que se le queda a las vacas cuando ven pasar el tren, o la cara de la liebre cuando se despertó. Rivera, como aquel atleta que, a pocos metros de la meta, alza los brazos para celebrarlo, pierde el equilibrio y cae, y des del suelo ve pasar a su más inmediato perseguidor. Y así hasta un montón de metáforas.

Como la madrastra de Blancanieves, Rivera hace tiempo que se mira en el espejo de las encuestas, y éstas le dicen una y otra vez que él es el más apuesto y el ganador de las próximas elecciones generales. Pero llega un día en que el espejo le dice que lo más bonito y presidente es Sánchez, y Rivera encoleriza. Y el resto de la historia es bastante conocida.

Ahora que Rajoy ya es historia y que, contradiciendo su talante inmovilista, ha decidido tirar la toalla y abrir la caja de pandora de la sucesión, ahora ya se puede decir que el objetivo primero de la moción no era Rajoy, sino Rivera. La moción ‘Frankenstein’, como el mismo Rivera ha calificado la macedonia de partidos que ha hecho posible la elección de Sánchez -Podemos y los nacionalistas catalanes y vascos-, ha alejado Rivera del poder. Con la sentencia de la trama Gürtel, Rivera había iniciado mentalmente la mudanza, hacia la Moncloa. El bipartidismo español y sus satélites tenían claro que se tenía que evitar el abordaje al precio que fuera, como así han hecho. Evitar a toda costa que la ultra derecha se instale en la Moncloa.

Ahora, a unos y otros y especialmente al bipartidismo, les interesa que Sánchez se mantenga en el poder el mayor tiempo posible, al menos hasta agotar la legislatura. Esto permitirá que el PP afronte una sucesión que no se vislumbra fácil y que Sánchez se consolide, quitándose de encima la fama de principiante. A Podemos también les conviene que pase el tiempo, a ver si el pueblo olvida el episodio del caserón. Por su parte, el independentismo catalán, en pleno deshielo procesista, se esfuerza por interactuar con un actor más amable y tratar de salir del callejón sin salida en que se ha metido.

‘Todos contra Rivera’, esa es la idea. Aunque Ciudadanos votó en contra de la moción de censura, el PP tiene claro que los naranjas son los principales culpables y ahora, como el ave Fénix, los populares quieren renacer de sus propias cenizas eliminando la garrapata que les chupa los votos. La idea es convertir Rivera en la eterna promesa de la política y que, como los futbolistas Pavón o Krkic, no acabe de triunfar del todo. Com si fuera un título de novela sueca, la idea es convertir Rivera en aquel político que sólo ganaba virtualmente –en las encuestas. Bella ciao!

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