Ocho meses antes de las elecciones, la batalla por la alcaldía de Barcelona ya ha empezado. La renuncia del hasta ahora alcaldable republicano, Alfred Bosch, a favor del consejero de Asuntos Exteriores y hermano del reivindicado exalcalde Pasqual Maragall, Ernest Maragall, y la entrada en escena del exprimer ministro francés Manuel Valls, ha activado la maquinaria electoral, y de qué manera.
Los primeros movimientos se centran a doblar Esquerra, partido contrario a la lista unitaria del independentismo para la alcaldía de Barcelona. Ayer y hoy, los principales dirigentes de Junts per Catalunya y PDECat han redoblado esfuerzos en este objetivo.
El filósofo Jordi Graupera abrió la caja de los truenos, proponiendo unas primarias para construir una candidatura única soberanista.
JxCat no tiene claro su candidato. De momento, Neus Munté ganó las primarias del PDECat para ser la candidata, pero Carles Puigdemont busca un candidato mejor. De momento, se han estudiado diferentes nombres, desde la escritora Pilar Rahola, pasando por el abogado de Puigdemont en el proceso, Jaume Alonso-Cuevilla, hasta el delegado de la Generalitat en Madrid, Ferran Mascarell.
El expresidente Puigdemont, desde Waterloo, suspira y presiona por la lista unitaria. Así, entiende que el sobiranisme se tiene que poner "de acuerdo" para ofrecer una propuesta para liderar Barcelona. Sin querer valorar la candidatura de Maragall, ha afirmado tener "clarísimo" que "los grandes éxitos del país" se han conseguido "con la máxima unidad".
En la misma línea se muestra el presidente del PDECat, David Bonvehí, que pide a Maragall en una entrevista a la ANC que se replantee la posibilidad de una lista unitaria si finalmente acaba siendo candidato por los republicanos.
El mismo presidente de la Generalitat, Quim Torra, cree que la unidad es esencial para asegurar la victoria independentista en las elecciones municipales.
