Con la pandemia de la covid-19, Joan Canadell, presidente de la Cámara de Comercio de Barcelona y del Consejo de Cámaras de Cataluña, se ha dedicado a promocionar intensivamente una mascarilla protectora del coronavirus “made in Catalonia”. Se trata de la Maskcat, fabricada con plástico y también con cartón, que cubre toda la cara.
A través de Twitter, pero también con su comparecencia en el programa FAQs de TV3, Joan Canadell ha asumido todo el protagonismo para implantar el uso de la Maskcat en la población de Cataluña. Pero su éxito es muy escaso, como se puede comprobar estos días por las calles, después de que la Generalitat haya decretado el uso obligatorio de mascarillas.
La Maskcat no ha tenido aceptación en el mercado y estos días no se ve a nadie usándola. Como prescriptor y vendedor, Joan Canadell ha demostrado que es una nulidad. Ni siquiera los miembros más independentistas del Gobierno, empezando por el presidente Quim Torra, la usan; tampoco Laura Borràs o Pilar Rahola, referentes icónicos del independentismo hiperventilado, con el cual está alineado Joan Candell.
El fracaso de la Maskcat tendría que hacer reflexionar a los ideólogos del nuevo partido que impulsa Carles Puigdemont, que promueven la figura del presidente de la Cámara de Comercio de Barcelona como posible cartel de este espacio para las próximas elecciones catalanas. Si no es capaz ni de convencer a los convencidos para que utilicen la Maskcat, su supuesta capacidad de liderazgo queda también muy tocada en clave política.
